Me llamo Jacqueline y vivo en Asturias. El 19 de octubre del año pasado me detectaron un cáncer de mama. Cuando me dieron el diagnóstico, me vi muy perdida en muchos aspectos. Estuve un tiempo sintiéndome un poco desorientada; solo acataba sobre todos los procesos que me planteaban los médicos. Mi salud y la enfermedad con la que estoy lidiando a día de hoy me preocupaban por encima de cualquier otra cosa, pero el hecho de perder el pelo debido al tratamiento de quimioterapia fue una angustia añadida.

Los oncólogos me decían que se me iba a caer, pero que sería temporal, que empezara a buscar alternativas como pañuelos o pelucas, pero yo decidí buscar métodos para evitar que se me cayera. Buscando en internet encontré una mujer argentina, Paula Estrada, que en 2009 también pasó por un cáncer de mama y que inventó un método para evitar la pérdida completa del pelo. Se trata de cascos de hielo frío. Estrada descubrió que se estaban realizando estudios con ratones y que la conclusión de los mismos era que aun recibiendo quimioterapia, aplicándoles frío no perdían el pelo. Aunque no había evidencias que el patrón se repitiera en las personas, Paula Estrada tuvo la idea de comprar bolsas de gel para contusiones, etc. de las que venden en la farmacia y se las aplicó en la cabeza.

Cuando aplicas frío en las zonas en cuestión, consigues que la medicación no detecte las células que se encuentran en el cuero cabelludo y entonces no las ataca a todas. El pelo se me ha caído un poquito; yo diría que he perdido el 25% del volumen que tenía. Hablé con el oncólogo y me comentó que hay base científica sobre lo que estoy haciendo. De hecho, dónde me dieron el tratamiento de quimioterapia había aparatos que servían para esto, pero que tenían un coste adicional. Es verdad que había casos en los que funcionaba y otros en los que no, por esto dejaron de hacerlo. Pero considero que el hecho de plantear una alternativa a la pérdida de pelo y que no suponga un coste adicional para el o la paciente es muy importante.

Con esta campaña y mediante las redes sociales (https://www.instagram.com/quimio_con_pelo_spain_jacquie/) tengo la intención de hacer saber a las personas que hay opciones para mantener el pelo aunque tengas que someterte en un tratamiento de quimioterapia. Apliqué el mismo sistema en las cejas y las conservé, igual que las pestañas. También me puse frío en las manos y los pies y no he perdido ni se me han dañado las uñas. Hace una semana que terminé la quimioterapia que se ha compuesto de 12 ciclos. El día que me tocaba ir al hospital para recibir el tratamiento, una hora antes me mojaba el pelo, me ponía un gorro de tela y me ponía el casco, lo llevaba puesto durante la sesión y una vez terminada, lo llevaba tres horas más. Cada 40 minutos, aproximadamente, me lo cambiaba para no perder el frío.

Me dirijo a los políticos de la Junta General del Principado de Asturias, ya que son quienes me representan, para que tengan constancia de la existencia de este método y del hecho de que fomentar el uso entre la ciudadanía aliviaría muchas inquietudes psicológicas que presentan los pacientes oncológicos. En Argentina, por ejemplo, hay organizaciones que fomentan el uso de estos cascos y que prestan los mismos a los pacientes que los necesitan. También se han creado redes de apoyo para mujeres que comienzan a transitar por esta enfermedad, el cáncer de mama y que se deciden para usar estos métodos. En concreto, les planteo la pregunta: ¿Por qué no se da visibilidad al hecho de que existen métodos para evitar la caída de pelo derivada del tratamiento de quimioterapia?