Mi nombre es Jennifer, tengo 29 años, soy deportista y padezco Escoliosis, una curvatura lateral de la columna vertebral que suele aparecer durante la pubertad. Muchas personas desconocen esta enfermedad y no se es consciente de que puede derivar a múltiples consecuencias para la salud de la persona que lo padece. 

Yo nací en Bélgica y, llegada la educación secundaria, nos hicieron a todos los niños una revisión médica para ver que todo iba bien. El médico se dio cuenta que tenía una ligera curva en la columna vertebral, y mandó a hacerme pruebas. Con 14 años me diagnosticaron doble Escoliosis, y me mandaron a ponerme un corsé durante la noche y el día. En esa etapa de la adolescencia no eres del todo consciente y no llevas a cabo todas las recomendaciones que te indica el médico. 

Empecé a hacer terapias de fisioterapia dos veces por semana, pero la escoliosis se acentuó y fue a más. Los médicos me dijeron que había la posibilidad de operarme, pero eso me restaría la mitad de la flexibilidad en la espalda (ya que no puedes doblarla más de 90 grados) así que me negué. 

Uno de los errores más comunes que cometen los médicos es el hecho de no recomendarte que hagas deporte, o si lo haces que sea suave. Sin embargo, a los 16 años empecé a hacer kickboxing, lo que hizo que me sintiera mejor, y posteriormente me mudé a Estados Unidos, donde poco a poco me inicié al running.

En el año 2013 aparecieron unos dolores muy fuertes que me impedían hacer vida normal. Perdí movilidad y no podía estar mucho rato de pie, y los médicos se dieron cuenta que tenía una hernia y espondilitis, lo que afecta a los huesos y articulaciones en la base de la columna. En 2017 me detectaron ciática, que me provocaba un fuerte dolor al correr o saltar y que me impedía hacer deporte con regularidad. 

A base de muchas terapias de fisioterapia y de medicamentos para aliviar el dolor, he podido seguir haciendo deporte. Actualmente corro en montaña y asfalto, hago crossfit y también natación. El deporte es una de las cosas que más me han ayudado a combatir la Escoliosis. A raíz de ello, empecé a formarme en el mundo deportivo y a ayudar a otras personas que puedan tener problemas similares a ejercitarse. 

Como persona joven esta enfermedad limita algunas actividades que quieras hacer en esta edad. Cuando sales de fiesta tienes que irte un poco más temprano porque te duele la espalda, e ir de compras o hacer grandes caminatas suele ser difícil. He tenido suerte de tener un trabajo en el que puedo ir moviéndome y sentando, porque hay ciertos puestos que quizás no podría hacer con normalidad. 

Debido a la presión que se crea en la parte lumbar de la espalda, pueden aparecer múltiples dolencias. Una de ellas es la migraña, que llevo sufriendo desde hace un tiempo. 

Una de las soluciones que mejor funcionan para el tratamiento de la Escoliosis son las sesiones de fisioterapia. La escoliosis hace que se recargue la zona lumbar, y si no se alivia puede derivar a otro tipo de enfermedades. Cuando sales de las sesiones te sientes como nueva. 

Sin embargo, en Andalucía la Seguridad Social no nos cubre las sesiones de fisioterapia, por lo que nos las tenemos que costear nosotros mismos. Cuando tengo crisis debo de ir al menos dos veces a la semana, y cuando estoy bien voy dos veces al mes. Cada sesión tiene un precio de alrededor de 30-40 euros, por lo que anualmente supone un gran coste económico. 

Muchas personas no pueden permitirse estas terapias, y aguantan el dolor porque no tienen el presupuesto para costeárselas, lo que termina provocando consecuencias muy negativas a largo plazo. Esto no debería de permitirse. 

Por este motivo, siendo de Málaga, me dirijo a los miembros del Parlamento de Andalucía para que tengan en cuenta esta situación y garanticen terapias de fisioterapia gratuitas cubiertas por la seguridad social, para que todas las personas que tengamos Escoliosis podamos tratarla como es debido.