Pregunta para Parlamento de las Islas Baleares
Tuve a mi primer hijo con 18 años y el trato recibido en el parto fue muy malo. ¿Qué medidas están tomando para que el personal de obstetricia actúe de forma profesional con todas las madres, especialmente con las adolescentes?
Me llamo Jessica, soy argentina y vivo en Palma de Mallorca. Cuando tenía 17 años me quedé embarazada, aunque yo no lo sabía, ya que me seguía viniendo la regla. Es verdad que me hice un test que salió positivo pero, al seguir teniendo el periodo, pensaba que era un falso positivo.
En aquel momento tenía un desorden alimenticio y pensaba que estaba cogiendo peso porque me estaba recuperando de la enfermedad, aunque en realidad era sobre todo porque estaba embarazada. Además, no se me notaba nada la tripa, lo que hacia aún más difícil que lo supiéramos.
Al cabo de unos meses, mi madre empezó a sospechar y me llevó a hacerme pruebas. El médico confirmó que estaba embarazada de 19 semanas y que ya no podía abortar, aunque mi exsuegro sí quería.
Seguí adelante con el embarazo y, cuando tenía 18 años, nació Melinda, quien ahora tiene 12. Me atendieron en el Hospital Comarcal de Inca y fue una experiencia horrible. Me trataron muy mal, me hicieron comentarios como “si fuiste valiente para abrir las piernas para quedarte embarazada, también tienes que serlo ahora para parir”.
También me hicieron diferentes intervenciones y me dieron varios medicamentos sin pedirme permiso y ni siquiera informarme. De hecho, no supe todo lo que me hicieron hasta que me llegó el informe después de parir, como por ejemplo una episotomía por la que luego me pusieron puntos, tanto por dentro como por fuera.
No era consciente del maltrato que recibí en ese hospital hasta que tuve mi segunda hija en Argentina y a mi tercera en el Hospital Son Espases. El trato que recibí en ambos casos fue inmejorable. También sé de muchas amigas que fueron madres en el Hospital de Inca y tuvieron muy buenas experiencias, y que ya hace más de 10 años de lo mío.
Aun así, creo que sigue habiendo casos de madres adolescentes que siguen siendo juzgadas y discriminadas por los profesionales de obstetricia por el hecho de ser tan jóvenes.
Es por esto que quiero dirigirme a los miembros del Parlamento de las Baleares, ya que vivo en las Islas Baleares y son mis representantes en dicha cámara, para que se forme y se conciencie más al personal de obstetricia sobre las madres adolescentes, y así puedan ofrecer un trato profesional y respetuoso.
Un profesional puede no estar a favor de que una chica sea madre tan joven, pero no es su problema, no es él o ella quien tendrá que cuidar y mantener al bebé, sino nosotras. Por eso debería dejar de lado su opinión o su ideología y centrarse en atender con todas las garantías, cumpliendo su código ético como profesional.