Pregunta para Parlamento de Catalunya

El acoso escolar no es solo “una cosa de niños”. ¿Cuándo se proporcionará una formación adecuada al profesorado para que sepa actuar en estos casos?

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Joel Cardenete Pregunta de Joel Cardenete

Soy Joel y sufrí acoso escolar durante toda mi etapa educativa. Se empezaron a meter conmigo en el colegio porque era el único chico que llevaba el pelo largo. Los insultos pasaron de ser puntuales a convertirse en algo constante. Hoy en día muchos de los profesores que tuve se arrepienten de no haber actuado antes. ¿Cuándo se proporcionará una formación adecuada al profesorado para que sepa actuar en estos casos?

El bullying sigue siendo uno de los principales problemas de las aulas de miles de colegios e institutos. Creo que es esencial estar alerta para combatirlo desde los primeros indicios. En mi caso, empezaron a burlarse de mí cuando solo tenía unos siete u ocho años. Llevaba el pelo largo así que me pusieron el mote de “pelo mocho” y me lo repetían constantemente. 

Por aquel entonces el profesorado decía que éramos muy pequeños y que esas eran las cosas que solían hacer los niños y las niñas con esa edad, pero no es así. No se trata de “una cosa de niños”, son agresiones verbales, burlas que hieren o amenazas que atemorizan hasta tal punto de llegar a causar problemas de salud mental graves entre los más pequeños. 

Yo llegué a mi límite cuando pasé de primaria a la ESO. Hubo una niña que se obsesionó conmigo y le dijo a todo el mundo que yo me dedicaba a criticarla. Ella y su grupo me intentaron hacer la vida imposible hasta el punto en el que un día llamaron a un chico de otro centro para que viniera a darme una paliza. Por suerte supe reaccionar a tiempo y avisé a mi madre y al profesorado de lo que estaba ocurriendo. Finalmente me cambiaron de instituto. 

Para mí fue horrible empezar de cero. Cuando sufres una situación de acoso como esta te quedan muchas secuelas a nivel emocional. La sociabilidad ya no es la misma, tienes miedo de no gustar o no caer bien a la gente y que te vuelvan a increpar. De algún modo, me daba miedo pasar por zonas en las que sabía que había ciertos grupos de gente, prefería pasar desapercibido. 

Gracias a mi profesora de castellano del nuevo centro logré adaptarme al grupo y mejorar mi sociabilidad. Aún así cuando entro en un lugar por primera vez siempre tengo ese punto de inseguridad que me acompaña desde la infancia. 

Para acabar con esto necesitamos que los docentes sean referentes en los que poder apoyarnos, modelos a la hora de solucionar conflictos, que intervengan reforzando las conductas positivas. Profesionales capaces de realizar una detención inmediata del problema, elaborando protocolos que ayuden a actuar eficazmente ante las señales de alarma, creando estructuras donde los niños y niñas puedan expresar sus miedos. ¡Necesitamos que las instituciones intervengan para hacerlo realidad!

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