En este debate deberíamos distinguir dos puntos de vista: primero, que quienes somos nacionalistas opinamos que Euskadi no puede estar dentro de un Estado que considera que hay que aplicar el ‘café para todos’. Entendemos que debemos tener una relación de bilateralidad con el Estado. Por otra parte, al ser un Estado descentralizado, las comunidades autónomas de régimen común necesitan un espacio en el que valorar, debatir y reflexionar desde otra visión y en relación con el Gobierno central. Y para eso está el Senado.

Adoptada esa visión, estimamos que el Senado necesita una reforma importante, ya que ahora mismo su utilidad es bien escasa, como se está demostrando durante estos últimos años. Ha habido intentos serios para reformarlo, el último en la pasada legislatura, pero ni PP ni PSOE, los dos partidos mayoritarios, han tenido voluntad o claridad de ideas para hacerlo. Una verdadera reforma necesitaría la reforma de la Constitución, y ese es uno de los grandes elementos que ha frenado la voluntad de ambos partidos.