Durante la noche del 15M yo participaba en un partido (Equo) que entendió la magnitud de lo que estaba pasando y participó en ello sin esperar réditos. En aquellos días me volqué personalmente en el proceso de indignación ("No somos mercancía en manos de políticos y banqueros") y toma de conciencia social que significó ("Estábamos dormidos y despertamos"), y agradecí la oportunidad histórica de politizar (que no adscribir a un partido) la sociedad. A resultas de aquello, la gente de aquellas plazas tenemos ahora la responsabilidad de servicio tras ser elegida en unas elecciones, pero sobre todo, tenemos la responsabilidad de llenar de dignidad lo que entonces criticamos. En la política del día a día (y eso quiere decir en cualquier ámbito), necesitamos como seres relacionales más significado y más coherencia... más verdad. Entender así la política implica no pasar más de puntillas por la vida e implicarse en lo que nos afecta, reivindicar lo que es necesario y proponer mediante el mecanismo más óptimo. Y eso puede canalizarse en las hijas de aquellas plazas: formas políticas como asambleas y mareas sectoriales, asociaciones y ONGs, PYMEs y empresas cooperativas con vocación social de la economía colaborativa, ecoaldeas, clubes deportivos, peñas recreativas de todo tipo... y creo que también en las fórmulas cooperativas de participación política apartidarias que nos hemos dado: confluencias como la de Alto Aragón en Común en que participo es muestra de que seguimos construyendo esos espacios.

Stéphane Hessel, el autor del '¡Indignaos!' que nos dió nombre y que bien merece un momento para leer su vida en la wikipedia, escribió a continuación '¡Comprometeos!'. Es fundamental comprometerse, en todos los ámbitos, en todo momento, con los partidos y sin pedirles permiso, y mi acción política no se ha limitado ni se limitará al ámbito partidista, impulsando la herramienta más útil en cada momento. Así que no, no echo de menos movimientos apartidistas porque me dedico a promoverlos. El día en que vuelvan a ser necesarios en las plazas, no me cabe duda de que volveremos a ellas, mientras tanto creo que esas energías están ocupándose de llenar de significado otros espacios políticos.