Estimada María Belén
Estimada María Belén, disculpe la tardanza en contestar, ha podido usted trasladar esto a su comité de empresa?
Cuál es la situación actual en la que se encuentra.
Abrazos
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Mi nombre es María Belén y durante 16 años he trabajado en el servicio de limpieza del hospital Torrecárdenas de Almería hasta que, el pasado 30 de julio, fui despedida a través de un despido disciplinario.
Durante 14 años trabajé cubriendo bajas, encadenando contratos temporales, con la precariedad y la inseguridad que eso supone: fines de semana, meses de verano, navidad, semna santa, festivos etc. En diciembre de 2019 me hicieron indefinida y pensé que iba a poder respirar tranquila, ya que por fin me iba a poder organizar, no como antes, que dependía siempre de que me llamasen para trabajar. Un año después, en diciembre de 2020, solicité un facultativo al médico ya que padezco de bronquitis y, a causa de mi enfermedad respiratoria, durante la pandemia corría peligro al trabajando en un hospital. Simplemente seguí las indicaciones de los médicos.
En julio de 2020, cuando mi baja ya había terminado y volvía de mis vacaciones, recibí por burofax una carta de despido. En ella decía que se me despedía por una serie de mentiras comprobables. El único motivo por el que me despidieron no era ninguno de los que ponía en esa casa, era sólo que necesitaban una excusa para utilizarme de cabeza de turco y meter miedo a todas las demás compañeras que también estaba de baja. La empresa no quiere tener trabajadoras de baja, es decir, no quiere ofrecer los derechos básicos laborales.
Nunca, en 15 años, se me ha llamado la atención por no realizar mi trabajo o por fallar a mis obligaciones, 15 años donde he estado callada por miedo de no conseguir nunca una plaza fija. Que las empresas puedan seguir haciendo este tipo de cosas y despidiéndonos de esta manera es vergonzoso. Me han ofrecido ampliar el finiquito pero yo no quiero eso, yo quiero mi puesto de trabajo, por el que tanto he luchado durante años y años de precariedad con contratos temporales.
Ahora me veo en la calle, con una hipoteca y dos hijos y eso no es justo. Necesitamos una ley que nos proteja realmente y que no de a los empresarios el poder de hacer con nosotras lo que quieran. Espero que mi voz sea escuchada y que el Estado intervenga para que esto no le vuelva a pasar a nadie más.