Me llamo Josep, tengo 58 años y estoy superando un linfoma de células del manto.

Unos meses antes de que comenzase la pandemia de la COVID-19 empecé a sentirme muy cansado. Yo, que siempre había hecho deporte, notaba como cada vez me fatigaba más y con más facilidad. Visité a mi médico de cabecera en varias ocasiones, pero como las citas eran tan distantes entre una y la siguiente, poco podían hacer para entender y analizar bien mis síntomas. Al poco tiempo llegó la pandemia, y con ella la saturación de la Sanidad Pública.

Me fueron realizando analíticas cada varios meses, en las que observaban una anemia que iba en aumento. Tiempo después, tras realizarme un TAC, me derivaron al InstitutCatalàd’Oncologia (ICO), pues en los resultados vieron algo sospechoso. Aquí me hicieron un PET-TAC y me confirmaron que padecía un linfoma de células del manto.

A continuación, para combatir la enfermedad, me sometí a seis ciclos de una quimioterapia muy agresiva y ahora estoy a la espera de someterme a un autotrasplante.

Si bien en todo momento me he sentido muy bien atendido y en muy buenas manos, considero que debería trabajarse en la agilidad de la Atención Primaria, ya que entre que empecé con los primeros síntomas hasta que me diagnosticaron el linfoma pasaron más de dos años.

Por ello, con esta iniciativa pido al Parlament de Catalunya que destine más recursos a la investigación del cáncer y a mejorar los servicios de Atención Primaria, pues en enfermedades como la que a mí me ha tocado vivir, el tiempo es decisivo.