Pregunta para Cortes de Castilla y León

La educación sexual es un derecho de nuestros adolescentes y jóvenes. Necesitamos una educación sexual con base científica, de calidad y que fomente el respeto y la diversidad entre nuestros adolescentes y jóvenes

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Juan González Pregunta de Juan González

Mi nombre es Juan González Romera, director del centro sexológico y de atención a la pareja Xat Sexología. Desde que iniciamos nuestra actividad profesional en Valladolid, uno de nuestros principales cometidos ha sido la impartición de talleres y cursos de educación sexual (comúnmente adjetivados como “afectivo-sexual”, a pesar de que para nosotros lo afectivo va indisolublemente unido a lo sexual) con alumnado de más de 30 centros tanto públicos como concertados repartidos por seis de las provincias de Castilla y León.  Desarrollamos nuestros talleres con alumnado desde Primaria hasta Bachillerato, pasando por Ciclos Formativos de Formación Profesional, e incluyendo formaciones para padres, profesorado y distintas asociaciones.

El problema que nos encontramos a la hora de realizar las formaciones (especialmente dentro de los centros educativos) es que dependemos de la buena voluntad, la sensibilidad y la implicación en el tema que nos ocupa de equipos directivo, de orientación o AMPAs. Con la dificultad añadida de que, en ocasiones, esta buena voluntad existe, pero en los centros no se dispone de medios (económicos, materiales, humanos…) para implementar los programas.

El acceso a la educación sexual por parte de jóvenes y adolescentes es un derecho reconocido por entidades como las Naciones Unidas o el Consejo de Europa en múltiples resoluciones. En España, la educación sexual se encuentra incluida en la actual ley de educación (LOMLOE) pero de una manera “transversal”, lo que llevado a la práctica (lo que nos interesa) hace que su aplicación se diluya y se deje de nuevo en manos de la anteriormente citada “buena voluntad” de los centros. 

Es por eso que reclamamos una educación sexual reglada, con base científica, con uniformidad en sus contenidos, que fomente el respeto y la diversidad en todos sus ámbitos e impartida por profesionales de la Sexología para garantizar el acceso a todos sus contenidos a la totalidad del alumnado de los centros educativos del Estado. No debemos olvidar que la educación sexual es un derecho de los alumnos.

Es importante que demos a nuestros jóvenes y adolescentes conocimientos y herramientas para vivir su sexualidad de una manera individual, a salvo de estereotipos que condicionen sus comportamientos, su imagen, su autoestima o su autoconcepto.

En la sociedad más hipererotizada de la historia, debemos hacernos responsables de facilitar un crecimiento sano y equilibrado de su sexualidad. No podemos dejar que redes sociales, programación televisiva o el propio porno se conviertan en los únicos agentes educadores de los que dispongan a la hora de resolver sus dudas sobre sexualidad.

Como enunció Havelock Ellis “entre los sexos y en sus encuentros se dan más situaciones de potencial cultivable que problemas o trastornos que requieran tratamiento o curación”. Debemos fomentar todos los valores positivos de la sexualidad y prevenir los posibles comportamientos negativos que deriven de una mala comprensión de la misma. Sin miedo, pero con responsabilidad.

Hemos avanzado mucho, pero aún queda mucho por avanzar. Por ello, pido a las Cortes de Castilla y León implicación y herramientas para que los alumnos de la Comunidad Autónoma puedan disfrutar de esta formación. El sexo y la sexualidad va mucho más allá de genitales y penetración o de relaciones sexuales entre personas. La educación es la base de todo y puede ahorrarnos muchos problemas futuros.


 

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