Pregunta para Parlamento de Catalunya
Padecí cáncer de mama. La investigación es crucial, así como sería interesante disponer de un grupo coordinado de especialistas dedicado al seguimiento y tratamiento de los efectos secundarios. ¿Por qué no se invierte a favor de lo mencionado?
Me llamo Julia y vivo en Catalunya. Fue a principios del año pasado que me detecté un bultito en el pecho. De entrada, no me alarmé y lo fui dejando, ya que en verano tenía una visita rutinaria de control programada en ginecología. Aun así, cuando me tocaba ir, me infecté de Covid. Me costó mucho recuperarme y finalmente me visitaron en agosto. Al explorarme, los médicos consideraron que el bulto muy probablemente sería una bola de grasa y me programaron una ecografía mamaria en noviembre, pero dos meses antes, mientras estaba de vacaciones, vi que se me hundía el pecho.
Pedí, entonces, una ecografía mediante el servicio privado. Con los resultados, intenté acceder a la Seguridad Social, pero consideraron que podía esperar hasta el 30 de noviembre, día en que estaba programada la ecografía mencionada. Cuando fui, me practicaron también una punción, y después de 15 días, me informaron de que padecía una tipología de cáncer de mama hormonal. Me explicaron que la afectación era pequeña y que, por lo tanto, el pronóstico era bueno, y me programaron una intervención quirúrgica para enero de este 2022. Durante el mes de diciembre, me sometí a todo tipo de pruebas, entre ellas un test genético. Del mismo, se desprendió el tipo de tumor concreto y se concluyó que era un poco más agresivo de lo principalmente diagnosticado, así que necesitaría someterme a un tratamiento de quimioterapia, a otro de radioterapia, y finalmente a tratamiento hormonal preventivo durante cinco años.
En estos momentos, me someto a este último y estoy limpia de enfermedad. Aun así, lidio con efectos secundarios relacionados, por ejemplo, con la movilidad. En relación con esto, he echado de menos algún tipo de acompañamiento profesional; me hubiera venido bien cierto soporte. El proceso de enfermedad por el que transito me ha hecho percatar de que las secuelas se dejan “detrás de la cortinilla”; una vez terminan los tratamientos farmacológicos más duros, no se invierte a favor de dotar a los organismos encargados de la gestión de la sanidad pública del país a nivel económico y también de recursos humanos, para que puedan proporcionar un seguimiento profesional a los pacientes más allá de las revisiones rutinarias de control.
Los profesionales sanitarios que me trataron durante la enfermedad fueron buenísimos, pero pienso que a nivel institucional sería interesante que se apostara a favor de que los centros sanitarios pudieran contar con grupos coordinados de especialistas que ofrecieran el acompañamiento personalizado mencionado anteriormente, como mínimo, los primeros seis meses después de la finalización de la quimioterapia y de la radioterapia.
Hay que tener en cuenta, además, que no estamos exentas de tener que iniciar otro tratamiento pronto. En mi caso, por ejemplo, tengo aproximadamente el 80% de probabilidades de volver a padecer la enfermedad. La investigación es otro de los aspectos por los que hay que apostar de manera firme. Sin la misma, no existe probabilidad de cura. Es por todo lo presentado que me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya, ya que son quienes me representan: “La investigación es crucial, así como sería interesante disponer de un grupo coordinado de especialistas dedicado al seguimiento y tratamiento de los efectos secundarios. ¿Por qué no se invierte a favor de lo mencionado?”.