Hola, soy Julio Fernández y llevo casi 20 años trabajando como farmacéutico. La mayoría de la gente no es consciente de las condiciones en las que tenemos que trabajar en farmacia. Los que estamos detrás del mostrador somos los grandes olvidados y, a causa de esto, son muchos los profesionales que acaban abandonando la profesión.

La conciliación en el sector farmacéutica es prácticamente nula. Cada vez se promueve más la apertura de 365 días 24 horas diarias. Es imposible compaginar la vida personal con la vida laboral. Teniendo mujer e hijas, he estado años sin coincidir con ellas de vacaciones. En 2020, para poder conciliar y harto de esta situación, empecé a trabajar de noche.  Se trata de realizar jornadas maratonianas en las que trabajas una semana sí y otra no. Vi que esta era la única manera de poder pasar tiempo con mi familia, durmiendo por la mañana y estando con ellas por la tarde.

Después de estar año y medio trabajando de noche he acabado agotado. Por eso he decidido dejar de trabajar en verano y volver de cara a septiembre. Los turnos de noche no tienen derecho a vacaciones. Por eso, si quiero irme con mi familia tengo que trabajar dos o tres semanas seguidas de noche con todo lo que esto conlleva: un enorme desgaste tanto físico como psicológico.

En el Convenio de Farmacia hay ciertas cláusulas que empeoran el Estatuto de Trabajadores. Por ejemplo, tenemos un preaviso para cambiar de empresa de 90 días y, si no lo hacemos, nos penalizan en el finiquito. Tampoco tenemos un salario de calidad. Es indiferente la cantidad de formación o cursos que tengamos, si tenemos un doctorado o publicamos. El sueldo es el mismo ya seas recién licenciado o tengas 25 años de experiencia.

Los farmacéuticos no tenemos opción a tener una carrera profesional desarrollada.  Una persona que se va formando, con el tiempo es un activo para las empresas, pero no se nos está valorando. Por ello quiero dirigirme a los miembros de la Asamblea de Madrid. Para que las condiciones de los farmacéuticos mejoren, es indispensable que se amplíe el personal. No se puede tener el personal justo porque, al llegar las vacaciones y no reponer trabajadores, nosotros mismos somos los que tenemos que cubrir esos días sin poder siquiera descansar. El sueldo no se adapta ni a la formación ni a los trienios. No nos aporta valor ser expertos, por ejemplo, en formulación, como es mi caso. Nuestra calidad de vida depende de nuestras condiciones, de la conciliación y del salario. Es fundamental que se cuide a los profesionales.