Hola, me llamo Anna y escribo este texto para dar visibilidad y conseguir una respuesta institucional firme para el caso de abuso sexual infantil que presuntmente sufrió mi hija durante 10 años y que sufren muchas niñas y niños durante su infancia. No es un caso aislado, el abuso sexual, las violaciones y la pornografía infantil están a la orden del día y las instituciones parecen dar la espalda a las víctimas. 

Yo fui víctima de malos tratos por parte de mi ex pareja, cuando mi hija tenía 2 años decidí separarme de él. Sabía que era una mala persona, pero tenía que cumplir con un régimen de visitas que me habían impuesto las instituciones. Cuando mi hija cumplió 9 años empezó a negarse a ir con su padre, tenía miedo, pero teníamos que seguir yendo a un punto de encuentro para que los dos pasaran tiempo juntos. Ella volvía sin ganas de vivir y de continuar adelante. 

El año pasado, a sus 15 años, me contó el por qué no quería ver a su padre. Sufrió presuntamente abuso sexual constante cuando estaba con él. Todo esto se atrevió a contarlo el pasado año 2021. Cuando las secuelas de todo esto ya eran evidentes. Ella padece anorexia y ha tenido varias tentativas de suicidio. 

Cuando decidió contarlo, fuimos a denunciarlo y nuestra sorpresa fue que la única medida preventiva fue una orden de alejamiento de 500 metros, firmar cada día 30 y retirada del pasaporte para evitar que se vaya del país antes del juicio. A día de hoy, seguimos a la espera de dicho juicio.

El problema es que desde que se denunció pueden pasar hasta 5 años para celebrar dicho juicio, y todo este tiempo él está sin prisión preventiva, llevando una vida normal. Y mi hija sigue intentando hacer más llevaderas y aprender a convivir con las secuelas que causa este delito cometido por pederastas sin escrúpulos.

Tampoco es normal, que a este presunto pederasta, como al resto, le vaya a caer una condena desproporcionada al sufrimiento que sufren las víctimas y sus familias. Yo, como madre, sufro de una manera inexplicable lo que le está sucediendo a mi hija. El proceso por el que está pasando. He dejado de trabajar para dedicarme 100% a ella y a la asociación que hemos creado en Barcelona para dar apoyo a víctimas de violencia sexual (Asociación Kaa - @kaa.contrabussexual). 

Desde que creamos la asociación, han venido muchas personas a contarnos sus casos, personas que no han hablado nunca por miedo a hacerlo, porque se sienten desprotegidas frente a las instituciones. 

¿Cómo van a hablar las víctimas si las instituciones no les garantizan una protección frente a su agresor? Necesitamos que se endurezcan las medidas contra los agresores, que exista la prisión preventiva para proteger a las víctimas, que se agilicen los procesos judiciales en estos casos y que la condena sea proporcionada al daño irreparable que han causado.