Hola. Me llamo Katrina Roldán y, a raíz de una preeclampsia no diagnosticada, mi hija falleció a las 32 semanas de gestación.

La preeclampsia es una complicación del embarazo caracterizada por la presión arterial alta y signos de daños en otro sistema de órganos, más frecuentemente el hígado y los riñones. Generalmente, la preeclampsia comienza después de las 20 semanas de embarazo en mujeres cuya presión arterial había sido normal. 

Si no se trata, la preeclampsia puede desencadenar complicaciones graves, incluso mortales, tanto para la madre como para el bebé. Si tienes preeclampsia, el tratamiento más efectivo es dar a luz a tu bebé. 

En raras ocasiones, la preeclampsia se desarrolla después del parto, una enfermedad que se conoce como preeclampsia posparto. 

A mí me tuvieron que realizar una cesárea de urgencia al encontrarse a mi hija fallecida dentro del útero. Además, al ver la atonía uterina, se plantearon la posibilidad de quitarme el útero. 

Debido a todo lo que desgraciadamente sucedió, mi comportamiento cambió. Tenía miedo, depresión, ataques de ansiedad, etc. Nadie quiere ver morir a un hijo, por eso lo he pasado tan mal. Además, no he tenido una correcta atención psicológica por parte de Sanidad, así que me era casi imposible seguir adelante. 

Con respecto a la sociedad, me he sentido “rara” puesto que al no tener un bebé en brazos es como si no hubiera existido. Toda madre que ha pasado por una situación similar, lo único que quiere es que reconozcan a su hijo, porque sí ha existido, dentro de nosotras han tenido vida.

En ocasiones, ha habido personas que han llamado a mi hija “aborto” y han negado su existencia. Eso no lo soporto. Quiero que todo el mundo pueda reconocer a mi hija y que sean capaces de empatizar con la persona que sufre, que en este caso soy yo. 

Las segundas opiniones médicas no son malas. Por eso, quiero trasmitir a todas las futuras madres que si ellas ven algo que no consideran normal dentro de su embarazo, tomen todas las opiniones médicas que consideren oportunas. Nadie debe dejarse guiar por los dichos populares tales como: “Son cosas de primerizas”. 

Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad e investigación para la preeclampsia. 

Por otro lado, pienso que habría que actualizar los protocolos sanitarios ante situaciones como esta. El duelo perinatal y la muerte gestacional existen. Estos protocolos deberían estar orientados, sobre todo, al apoyo psicológico para la madre y el resto de familiares y, también, para que nuestros hijos fallecidos sean tratados como personas y, por lo menos, podamos tener alguna foto de ellos. 

Además, para que estos protocolos cambien, debe de haber una mayor formación de especialistas para estas complicaciones. Según las estadísticas, 1 de cada 4 mujeres pierde a un hijo. Por eso es tan importante la figura de un especialista al lado de las mujeres embarazadas. 

Por último, a consecuencia de esto, muchas personas pueden ver perjudicada su salud mental y esta es una enfermedad muy grave. Por eso, hay que poner medios para poder tratarla. Estamos viendo los aumentos de casos en suicidios porque hay muchos adultos y, sobre todo, jóvenes que no pueden permitirse un psicólogo. ¡Todos los servicios que ayuden a mejorar la salud mental deberían ser gratuitos!