Todos los países democráticos del mundo firman un acuerdo dirigido a la protección de la infancia y la adolescencia, pero España no lo cumple. 

El Comité de Derechos del Niño instó en enero a España a modificar la legislación para prohibir la participación de adolescentes y niños en actividades taurinas.

Aún así, este verano seguimos viendo niños y niñas en las plazas de toros, en festejos de matanzas de animales e incluso toreando. Por no hablar del más de medio centenar de Escuelas Taurinas de España. 

Esto no aporta ningún valor cultural para los más jóvenes, si no más bien todo lo contrario: Están expuestos a una violencia y un riesgo sin sentido que condiciona totalmente sus propios estándares de lo qué es tortura y lo qué es cultura. 

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