Mi nombre es Laia, soy mujer, madre y ginecóloga y creo que se debería educar a todos los niños y niñas en igualdad de género para evitar la violencia machista en un futuro. ¿Cuándo se fomentará la coeducación desde las escuelas? 

Educar en el feminismo, es educar en la igualdad de género, es coeducar. La gente podrá pensar que esto es lo que ya se enseña en las escuelas, pero la realidad es bien distinta. El sistema educativo actual, en concreto, el sistema educativo mixto, educa a los niños y a las niñas, pero no como seres iguales. Este sistema educativo se ha construido sobre el androcentrismo y por ello perpetúa los estereotipos sexistas, los roles de género, el lenguaje no inclusivo e ignora a la mayoría de referentes femeninos en campos de ciencias, arte o literatura. 

La coeducación es a día de hoy una utopía casi antisistema como refleja Iria Marañón en su libro “Educar en el feminismo”. El machismo, el androcentrismo y el patriarcado está tan arraigado en nosotros que plantearse una educación en la igualdad real es complicado, por no decir casi imposible. Porque como todo tipo de educación, ésta no empieza en las escuelas, si no que empieza en casa, empieza en nosotros mismos. 

Desde el primer día de vida que nace una persona, da igual niño que niña, estamos educando; ya sea desde un modelo directo o indirecto con nuestro ejemplo. Siendo realistas, para llegar a este punto aún queda un largo camino, por eso apoyo y reivindico que al menos en los centros educativos, desde la primera infancia, se apueste por una educación feminista donde se integre a las criaturas en un mismo aprendizaje y a unos mismos referentes. 

Si aún tenéis dudas sobre la importancia de este cambio de paradigma, os propongo que observéis el juego de las criaturas en el parque. A mí, me fascina y me frustra ver a mi hija que no llega a tres años cómo va a remolque de los niños de su misma edad que dirigen el juego, deciden quien sube o no primero al tobogán y no les tiembla la voz en chillar o patalear para conseguir que baje del columpio que él quiere, aunque haya llegado después. 

Podéis pensar “son cosas de niños”, pero no es así. Bajo el concepto erróneo de “son cosas de niños” o “los niños son más brutos” estamos educando en el machismo, estamos enseñando que por ser niño tiene unos privilegios y unos derechos sobre las niñas que posiblemente ya adquirieron incluso antes de nacer. 

Un estudio actual sobre la situación de la violencia contra las mujeres adolescentes en España recoge que 14% de las chicas que participaron afirman haberse sentido presionada para actividades de tipo sexual, presión realizada en casi todos los casos (97,4%) por un hombre, que suelen provenir del chico con el que salen en un 55,7% de los casos. El 17% reconoce haber sido víctima de violencia de género en el ámbito de la pareja mediante el abuso emocional y otro 17% mediante el abuso físico. 

Como os decía, la intervención debe ser precoz, porque prácticamente desde que nacen ya les estamos enseñando cuál es su posición y como se deben comportar en esta sociedad. Les estamos criando con roles diferenciados, a ellas sumisas y a ellos dominantes, la sociedad lo permite y el sistema propicia la violencia machista; y si no ¿cómo se justifican estos datos? 

Todos los pequeños detalles como los que os comento del parque ayudan a aumentar esta desproporción siendo el paso a la violencia machista un acto que pasa desapercibido. Por eso para que un niño no aprenda a agredir y una niña a tolerar es fundamental la educación, la coeducación real y feminista desde la infancia, idealmente desde casa y si no, al menos desde las escuelas. Así que, desde aquí pido al Parlamento Catalán que fomente la coeducación en las escuelas para prevenir la violencia machista en el futuro.