Falta de accesos a playas públicas, ascensores que funcionan bajo horarios, baños que no puede ser usados por inaccesibles o estrechos…y así un infinito. La accesibilidad en Cantabria en general es muy deficiente.

Mi familia y yo llevamos toda la vida luchando por un mundo “sin barreras” para todos, uno en el que la movilidad reducida no frenase la autonomía de quién convive con ella. Pero a día de hoy, la batalla sigue siendo permanente. Sobre todo por la falta de empatía de las instituciones y gran parte de la sociedad, en la que si no ven casos cercanos parece que no existamos. 

Tenemos que quejarnos constantemente para que se nos tenga en cuenta, y dar miles de vueltas preguntando por los accesos de los lugares a los que queremos acudir por la gran desinformación que existe. Cosa que una persona sin discapacidad no tendría la obligación de realizar. 

Dos ejemplos muy básicos: la visita a playas y restauración. 

• Playas: La accesibilidad de la playa en si misma es bastante limitada. Primero en la dificultad de los accesos (plazas de aparcamiento insuficientes, limitaciones horarias en ascensores…) Y en la arena, una plataforma de madera que llega a mitad de camino en la que me tengo que quedar lo más arrimada posible al borde para no impedir el paso al resto de bañistas. El lugar más cercano en el que puedo ver a mi hija jugar en la orilla del mar. Ella no entiende por qué no puedo acompañarla y divertirnos juntas, aunque le explique que mi silla no puede trasladarse por la arena, ni puedo dejarla abandonada a su suerte si me cogiesen para estar con ella. (En Cantabria, pese a indicarse en varias webs de turismo las playas con servicios accesibles, la realidad es que en casi todas ellas hay carencias importantes en cuanto a accesibilidad se refiere)
• Restauración: Mi mayor preocupación no es solo conocer la calidad de la comida o el servicio, lo que siempre pregunto es ¿podré ir al baño si lo necesito?, ¿hay escaleras para acceder?, ¿cómo es la puerta y el espacio de amplios para poder moverme con facilidad?

Estamos en constante búsqueda de información cuando salimos de casa pasa saber qué nos encontraremos al llegar, y todo porque no se nos tiene en cuenta. Este verano tardé más de media hora en contactar con el punto de socorristas de una playa para saber si podía acceder, y finalmente tuve la suerte de disponer de una silla anfibia para mi sola todo el día, motivo, casi nadie con movilidad reducida sabía de la existencia de esa posibilidad porque no se publicaba en ningún sitio. 

Es por ello que lanzó esta petición, para que nuestra comunidad nos tenga en cuenta y podamos ejercer los mismos derechos que cualquier ciudadano. Ya tenemos bastante con los esfuerzos personales y económicos que realizamos para mejorar nuestra autonomía (mi madre sacrificó su trabajo para poder llevarme a la universidad, o sacarme el carné me costó 7000 euros sin la posibilidad de tener vehículo propio por el elevadísimo coste que tienen las adaptaciones que yo necesitaría para poder conducir con mi discapacidad desde mi silla)

Necesitamos que se nos escuche, sobre todo por las generaciones futuras, para que vean que la movilidad reducida no es un impedimento que limite sus vidas por falta de empatía. Y que deseos tan simples, como playascon pasarelas que llegue al agua para poder disfrutar de la arena y el mar, puedan convertirse en realidad.