Pregunta para Senado
Deben revisar la “Ley de Dependencia” para garantizar el acceso a una asistencia personal que dignifique la vida de las personas con discapacidad desde su infancia y juventud.
El activismo sobre discapacidades es escaso, la información que se difunde y la sensibilización que se tiene en el tema no se compara con la que hay en otros movimientos sociales que son igual de esenciales como el feminismo o la lucha diaria que hace el colectivo LGBTI. Si se educara acerca de la discapacidad, sería más fácil desarrollar medidas políticas que mejoren nuestra calidad de vida y que las personas sin discapacidad tuvieran mayor respeto y empatía hacía nosotros.
Mi nombre es Laura González Mata, tengo 21 años y actualmente estoy estudiando la carrera de Periodismo en la Universidad de Valladolid. Nací a los seis meses de gestación y pocos días después tuve un derrame cerebral, desde entonces fui diagnosticada con Parálisis Cerebral Infantil, una patología que es clasificada como una discapacidad motora permanente.
Durante años he llevado tratamiento fisioterapéutico constante y me han inyectado botox con el objetivo de estirar los músculos y reducir la espasticidad, debido a la pandemia he tenido que dejar la fisioterapia, pero tengo la intención de retomar mis sesiones. Además, he asistido a terapia de habla y lenguaje, también conocida como logopedia, pues mi discapacidad me provoca problemas para coordinar la respiración con la voz, el hablar durante mucho tiempo me supone un esfuerzo mucho mayor al que hacen otras personas.
En cuanto a mi trayectoria escolar y experiencia laboral debo de decir que las personas con las que me he rodeado casi siempre han sido comprensivas con mis limitaciones y conscientes de mis capacidades, realmente han creado ambientes en los que me siento incluida, sin embargo, mentiría al decir que vivir con alguna discapacidad es fácil, la dependencia física o el no sentirte rechazada, pero tampoco integrada son factores que me llegan a frustrar. A pesar de todo me gusta pensar en las cosas buenas que me ha traído el ser disca, por ejemplo, ponerme en las situaciones precisas y los momentos oportunos en los que pude conocer a mis mejores amigos.
Estoy consciente de que en un futuro es muy probable que me encuentre con una doble discriminación, pues soy una mujer con discapacidad, es por esto que me gusta usar mis redes sociales como un medio, un altavoz muy potente que puedo usar para informar y sensibilizar a las personas acerca del colectivo de personas con discapacidad, del que no se sabe casi nada.
En la siguiente infografía podemos entender de una manera más sencilla y precisa términos que son importantes al momento de querer hablar de inclusión. En mí caso yo comúnmente vivo situaciones de integración, pero no estoy en una verdadera inclusión, creo que para llegar a ese punto se necesita promover actividades de ocio en las que participen personas con y sin discapacidad, primordialmente en edades tempranas para poder sensibilizarlas. Queda claro que cuando hablamos de inclusión aún queda mucho camino por recorrer.
Quiero aprovechar mi testimonio para hacer llegar a los políticos que integran el Senado la siguiente petición: Deben revisar la “Ley de Dependencia” para garantizar el acceso a una asistencia personal que dignifique la vida de las personas con discapacidad desde su infancia y juventud.
En España La Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, también conocida como "Ley de Dependencia" reconoce la figura de los asistentes personales. Considero que se debe de revisar las prestaciones (tanto económicas como asistenciales), así como los baremos y criterios que regulan el número de horas de asistencia que se conceden en dichas prestaciones, estos son algunos de los factores que deben de cuestionarse y modificarse con el objetivo de garantizar una vida más digna a las personas con discapacidad:
- El grado de dependencia debe de tener mayor valor y peso que la renta a la hora de adjudicar el número de horas asistentes personales, como ocurre con el acceso a los estudios superiores públicos (las personas con discapacidad estamos exentas de pagar matrícula independientemente de la renta familiar)
- Se necesitan estudios individualizados que tomen en cuenta las circunstancias vitales y sociales de cada persona, estos podrían ser posibles si se dotase de más medios humanos a los organismos que realizan las valoraciones.
- La renta no debería de ser un factor tan determinante como lo es en la ley actual. La asistencia personal tiene que dignificar la vida de la infancia, juventud y adultez discapacitada, no es justo que el poder adquisitivo o la capacidad de ahorro de una familia se vean afectados para poder acceder a la asistencia.
El trabajo político en temas de discapacidades debe de estar íntimamente relacionado con personas que convivimos con ellas día con día, pido que se nos tome en cuenta y se nos escuche ya sea como entes individuales o como asociaciones al momento de elaborar las leyes. Las personas con discapacidad debemos dejar de ser los grandes olvidados, merecemos ser escuchados.