Mi nombre es Laura, soy psicóloga especializada en sexología y a menudo imparto talleres de educación sexual en diferentes centros. Sin embargo, me he encontrado con un problema generalizado: muchos colegios e institutos no pueden permitirse pagar a profesionales para esta labor debido a que las instituciones no ofrecen suficientes recursos destinados para ello. ¿Cuándo van a empezar a destinar presupuestos específicos para que los centros inviertan en educación sexual?

Muchas sexólogas trabajamos bajo el lema “sexología no es follología”, ya que todavía hay gente que piensa que la educación sexual se refiere a enseñar a mantener relaciones sexuales en el sentido que concierne a la práctica en sí, sin tener en cuenta la afectividad y otros aspectos que también forman parte de la sexualidad. 

Si hablamos de educación sexual, estamos hablando también de empatía, de consentimiento, de habilidades sociales, de autoestima... Son muchas las temáticas que podemos y debemos abordar en este ámbito. Las emociones son una parte indisoluble de la educación sexual.

Creo que es importante trabajar estos temas desde edades tempranas para poder crear hábitos sanos en las relaciones. Los centros casi siempre nos piden ir a impartir estos talleres cuando muchos de los y las adolescentes ya han empezado a mantener relaciones sexuales. Esto es un error porque ya tienen muchos prejuicios asentados y pueden estar reproduciendo actitudes negativas que cuesta mucho revertir. 

Por otro lado, los contenidos de los proyectos de educación sexual no pueden cambiar en función de la ideología de los gobernantes, de lo contrario estaríamos negando a los niños y niñas el derecho a una educación de calidad. Además, no podemos dejar que cualquier persona ofrezca talleres de educación sexual en los centros. La intención puede ser buena, pero los resultados pueden no ser positivos. Son solo los y las profesionales quienes deberían de tener presencia en estos espacios. 

Educar en hábitos sexuales saludables es imprescindible para prevenir futuras conductas dañinas en las relaciones de pareja. Por eso inicio esta petición para que se destine un presupuesto a los centros educativos específicamente pensado para abordar la educación sexual en las diferentes etapas del alumnado. Solo así podremos evitar futuros problemas derivados de una nula o una mala educación sexual.