Me llamo Laura y estoy superando un cáncer de mama.

Tengo 45 años y hace unos meses, en la ducha, me noté un pequeño bulto en el pecho. En un principio no le di importancia, pues pensé que podía deberse a la pérdida de peso que estaba sufriendo en esa época, en la que mi madre se encontraba en el final de sus días debido a un cáncer de pulmón.

Poco tiempo después me llamó mi médico de cabecera, que era la misma que la de mi madre, para preguntarme qué tal estábamos. Le comenté lo del bulto, pero me dijo que podía deberse al período traumático que estaba atravesando, y que dejase pasar dos ciclos menstruales.

Por edad, me acababa de hacer mi primera mamografía de control, cuyos resultados eran normales. En cambio, al ver que el bulto crecía, volví a llamar a mi médico. Me citó la semana siguiente y, de inmediato, me derivó al ginecólogo. Me realizaron una ecografía en la que observaron un segundo bulto y, a continuación, una biopsia. Finalmente, me diagnosticaron un cáncer de mama HER2 positivo.

Para combatir la enfermedad me operaron, y ahora estoy en pleno tratamiento de quimioterapia. Cuando lo termine me someteré a varias sesiones de radioterapia y seguiré el tratamiento hormonal de los cinco años. Además, me están haciendo el estudio genético para comprobar si mi cáncer es hereditario.

Aunque soy bastante optimista y estoy llevando todo el proceso relativamente bien, considero que la detección temprana debería mejorarse mucho, pues a las mujeres que tenemos pechos pequeños, nos deberían realizar ecografías en lugar de mamografías. Además, la mala coordinación entre los centros de día y los hospitales, que están completamente saturados, hace que los pacientes no recibamos la atención y los medios que deberíamos.

Por ello, con esta iniciativa, pido a las Cortes de Castilla y León que destinen más recursos a la investigación del cáncer y mejorar los protocolos para su diagnóstico precoz, así como la coordinación entre la atención primaria y los hospitales.