Llevo arrastrando problemas de salud mental desde los 12 años. Cuando iba al colegio sufrí acoso escolar debido a mi aspecto físico. Creo que este ha sido el primer detonante de todos mis problemas. Me obsesioné con mi cuerpo hasta tal punto que dejé de comer, después vinieron los ataques de ansiedad y las etapas depresivas. 

Aunque mi estado era grave, mi entorno nunca le dio la suficiente importancia: “eres demasiado pequeña para tener ansiedad” o “no tienes nada por lo que preocuparte”, eran algunas de las cosas que solía decirme mi familia cuando les pedía ayuda. En el instituto tampoco supieron verlo. Siempre he sido una chica a la que le cuesta mostrar sus sentimientos así que en el centro intentaba hacer que todo iba bien. 

Un día estallé en un ataque de pánico en mitad de la clase y me derivaron a la orientadora escolar, pero no fui capaz de decirle nada. Me quedé totalmente bloqueada y al final me fui sin ninguna respuesta. Lo tomaron como algo puntual y nunca volví a consulta. 

Me he sentido cuestionada e infravalorada constantemente cuando he intentado pedir ayuda para superar mis problemas de autoestima, tristeza y ansiedad. Incluso cuando conseguí que me dieran cita en la Seguridad Social fui invalidada por parte de los médicos: “eres muy joven para tomar pastillas, mejor tomate una infusión y evita la cafeína y el chocolate”. 

Tenemos que empezar a escuchar a la gente joven y validar sus argumentos y dolor de la misma manera que lo haríamos con un adulto. Necesitamos tener herramientas para poder utilizarlas por nosotras mismas en caso de que nuestras familias no nos escuchen. Queremos que se deje de estigmatizar la salud mental y que desde las instituciones se le dé la importancia que merece. No puede ser que la salud física prime por encima de la psicológica. 

El suicidio ya se ha convertido en la principal causa de muerte de los jóvenes. ¿Cuándo se van a dar cuenta de la importancia que tiene cuidar nuestra salud mental? ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar esto?