No tengo duda en señalar como el peor momento de la legislatura el verano de 2012; es decir, el momento en que hubo que adoptar las medidas más difíciles y en que todos los días podíamos encontrarnos ante el rescate de España. O lo que es lo mismo, las fechas en que los españoles conocimos de verdad el grado de esfuerzo que podía suponer enfrentarnos a la crisis, mientras de reojo temíamos que nos llegara lo que ya estaban viviendo griegos o portugueses (intervención, reducción de pensiones, despidos masivos en el sector público, bajada de salarios a los funcionarios, subida de impuestos, etc.). Todo ello, con el trasfondo del paro, que seguía creciendo en nuestro país.

Lo mejor, por supuesto, ha sido ver los resultados de las reformas afrontadas, que han permitido dejar atrás toda sombra de rescate y recuperar en los dos últimos años más de un millón de puestos de trabajo de los que destruyó la crisis, con el impulso añadido de la incompetencia del gobierno del señor Rodríguez Zapatero.

Y como vasco, quizá desde un punto de vista muy personal, para mi fue todo un honor intervenir como ponente del Grupo Popular en la actualización del Concierto Económico, que ha tenido lugar en esta legislatura.