Mi nombre es Lino, soy un chico trans y durante mi adolescencia tuve que enfrentarme a burlas e insultos por no actuar acorde con los roles de género socialmente aceptados. Creo que es en los centros educativos en donde debería de hacerse hincapié para frenar la LGTBIfobia que sufre el colectivo desde hace años. No podemos vivir así, nos están matando y nadie hace nada. Si se impartiera una correcta educación afectivo-sexual en los institutos evitaríamos muchos suicidios y depresiones en adolescentes, ¿cuántos más tienen que morir para que las instituciones se den cuenta del problema?

Cuando salí del instituto fue cuando empecé a plantearme mi verdadera orientación sexual e identidad de género. Antes era algo con lo que no contaba porque nadie me había enseñado la diversidad de opciones que existen. Tuve que formarme por mi cuenta y fue duro, porque hasta que no te enfrentas a “la vida real” te sientes aislado y reprimido. Si hubiera tenido la información en mi mano cuando tenía 15 años me hubiera ahorrado muchas situaciones desagradables. 

Necesitamos más conciencia social. Queremos que, si hay un ataque hacia una persona del colectivo, el resto sepa como actuar. Creo que hay mucha falta de información, empezando por los centros educativos. Se dan muchas charlas sobre educación sexual, pero casi siempre van orientadas a las personas cisgénero y heterosexuales. Habría que trabajar para fomentar una enseñanza real sobre diversidad afectivo-sexual.

La discriminación y exclusión hacia el colectivo la sufren sobre todo adolescentes e incluso niños y niñas. Si se fomenta y normaliza este tipo de contenido podremos evitar problemas de salud mental como la depresión y los suicidios. Si se plantearan todas las opciones sexo genéricas desde el principio, quizás sería más fácil aceptarnos tal y como somos desde que identificamos nuestra orientación sexual e identidad de género.

Estamos hartos de tener miedo. Me han deseado la muerte. Me han amenazado con palizas. Me han hecho sentir como una mierda. Me han metido el miedo en el cuerpo. Algunas veces he contestado, otras he ignorado. En ambas situaciones he temido por mi integridad, por si iban a cumplir sus palabras, por si de verdad eran capaces de tocarme... He tenido la suerte de que siempre se han quedado en palabras. Pero por desgracia hay casos en los que las amenazas se cumplen. 

Estoy harto de esconderme y de sentirme inferior que nadie, por el simple hecho de ser y existir. No quiero volver a agachar la cabeza cuando me llamen "travelo", "maricón", o cualquier insulto con tal de desprestigiarme. Quiero poder ir por la calle de la mano de quien quiera, hablar de mi identidad sin importar quién escuche. Quiero ser una versión de mí sin miedo. Sin miedo a que me peguen una paliza, sin miedo a que me maten, sin miedo a no saber cómo llegaré a casa la próxima vez que salga a la calle.

Por todo esto creo que es necesario impartir una correcta educación afectivo-sexual en la que se muestre la diversidad de opciones y se enseñe a respetar a los otros. Para generar un cambio en la sociedad necesitamos cambiar el sistema. Lanzo la petición al Parlament de Catalunya para que actúe lo antes posible y ayude a evitar futuras agresiones como las que hemos visto durante los últimos días.