Pregunta para Congreso de los diputados

La autoexploración y la prevención son las claves para empezar a vencer el cáncer de mama de una vez por todas. Si nosotras hacemos nuestra parte, ¿cuándo harán ustedes lo propio?

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Hola, 

Mi nombre es Lorena, tengo 42 años y soy de Vigo. El cáncer de mama llegó a mi vida hace poco más de un año. Recibí el diagnóstico dos días antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma que nos mantendría confinados durante casi 3 meses. Y a mí, me cambió la vida. O, mejor dicho, la forma de ver la vida. 

Yo llevaba varios años en revisión, sometiéndome a ecografías y mamograrías periódicas, porque desde los 33 años tuve quistes en las mamas. Me estuvieron controlando durante años hasta que, el año pasado, en febrero de 2020, me noté un bulto de mayor tamaño. Y he de admitir que la unidad de mama de Vigo, mi ciudad, funciona de maravilla. En cuanto me palparon, me derivaron directamente. En cuestión de un mes tenía hechas todas las pruebas, y así se confirmó el diagnóstico: tenía cáncer de mama en el pecho derecho. Al ser un cáncer puramente hormonal, me recomendaron extirparme los dos pechos, ante la posibilidad de que pudiera reproducirse, y así lo hice. 

A priori, parecía tener un pronóstico favorable, y la intervención podría poner fin a la enfermedad, pero una vez en quirófano, los médicos descubrieron que tenía metástasis en los ganglios. Tuve que someterme a un vaciamiento axilar, la extirpación de los dos pechos; y seguir el protocolo posterior: quimioterapia, radioterapia y hormonoterapia, fase del proceso en la que me encuentro ahora mismo.

¿Qué más os puedo contar? Considero que me tomé este revés de la vida con mucha fortaleza y mucho ánimo. Yo soy peluquera, y soy autónoma. Lo primero que pregunté a los médicos fue cuánto tardaría en volver al trabajo… Ellos se extrañaban, pero me operaron el 15 de abril, empecé la quimioterapia en mayo, y en julio estaba trabajando. Mi trabajo no podía quedar a la deriva, pero yo tampoco. Trabajar, salir, el contacto social…me sanaba enormemente.  

Salir de un tratamiento de quimioterapia, seguido de otro de radioterapia, merma tu cuerpo, sí, pero cuidar el mismo, y cuidar la alimentación y la mente, refuerza e impulsa. La hormonoterapia también es dura, tu cuerpo no puede dar lo mismo que daba antes pero, en mi opinión, cuanto más activa me mantengo, más energía proyecto. 

Un cáncer te cambia la mentalidad. Me he dado cuenta de que hay que vivir día a día, y aprovechar al máximo cada instante, cada trance…Este es el reflejo de mi vivencia, no puedo asegurar que cualquier paciente pueda reincorporarse pronto al trabajo, o sea capaz de mantenerse enérgico; pero yo fui capaz, y me ayudó decirme a mí misma que debía ser fuerte, LUCHAR y REPONERME A TODO. Queremos vivir, y con ganas y fuerza se aguanta. La quimioterapia es un veneno, mata muchas cosas buenas pero también lo malo, por eso tenemos que tratar de superarnos a nosotros mismos. 

Cada vez más mujeres, y cada vez más jóvenes, nos enfrentamos a un diagnóstico de cáncer de mama y, sin embargo, no nos sometemos a pruebas ginecológicas periódicas. Por eso desde aquí quiero dirigirme a nuestros representantes políticos en el Congreso de los Diputados, para lanzarles la siguiente pregunta: ¿Cuándo se reducirá el rango de edad de las pruebas de prevención y detección precoz del cáncer de mama? Creo firmemente que debería existir un mayor control y desde aquí animo a todas las mujeres a palparse y autoexplorarse con asiduidad y que, a la mínima alteración que exista, acudan al médico.

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