Mi nombre es Luciana Blix, soy psicóloga deportiva. Sabemos que el fútbol es el deporte más popular del mundo y, como tal, puede ofrecer a las mujeres oportunidades únicas de aprovechar su potencial y aumentar la confianza en sí mismas impulsando un cambio social. Una forma de contrarrestar los problemas de salud mental en las mujeres futbolistas es a través del empoderamiento individual, grupal e institucional del fútbol femenino. 

De acuerdo con datos históricos de la FIFA, las mujeres no han ocupado puestos de responsabilidad dentro del fútbol, lo cual ha limitado en gran medida las voces que han abogado por cambiar la situación. En 2016, el Congreso de la FIFA dio los primeros pasos para erradicar esta situación reconociendo ciertas decisiones trascendentales en pro del fútbol femenino y la presencia de las mujeres en el ámbito futbolístico. No obstante, estas transformaciones tuvieron un impacto significativo y los retos que hay por delante continúan siendo de gran dimensión. 

El fútbol femenino demanda cada vez más unas altas exigencias tanto de rendimiento como de resultados a las futbolistas, debido a aspectos tales como “el auge” de este deporte entre las jóvenes, Siendo por tanto, los objetivos de la psicología deportiva contribuir con su trabajo a aumentar el rendimiento de las futbolistas y brindar herramientas para lograr los objetivos de resultado propuestos para el equipo, sin olvidar el bienestar (con todo lo que ello conlleva) de las jugadoras. 

Así y todo, la gran afición que despierta el fútbol femenino y su crecimiento constante son muestras de que la comunidad futbolística tiene ante sí multitud de oportunidades por explorar en este ámbito: desarrollar el fútbol, conseguir que atraiga a más niñas a una edad más temprana, retener a más mujeres en el sector y sacar más partido al empoderamiento y los beneficios sociales que genera el fútbol. Que hoy haya mujeres campeonas de la Champions League incentiva a niñas a practicar el deporte, a sacar al fútbol como deporte solamente masculino.

Por lo tanto, me parece importantísimo gestionar competiciones sanas que empoderen el fútbol femenil considerando que el apoyo no se limita al fútbol masculino. Las oportunidades de invertir son igual de válidas en el fútbol femenino y en el masculino que animen a potenciar el compromiso y promover de verdad el fútbol para todos. Es imprescindible garantizar que las mujeres empiecen a jugar desde edades tempranas para que tengan la oportunidad de participar más años fomentando el empoderamiento y los beneficios sociales del fútbol. Se deben generar campañas  que marquen la importancia en la mejora de la calidad de vida de las mujeres a través del deporte. 

Las diferencias sociales entre el rol de género de  la mujer y el hombre provoca que los seres humanos estén más susceptibles a trastornos mentales como es la depresión, la ansiedad y el aislamiento social. Una manera de contrarrestar este fenómeno es el empoderamiento, que se refiere a adquirir y reforzar estrategias y protagonismo tanto en el plano individual como colectivo para alcanzar una vida autónoma en la que las mujeres puedan participar más en el acceso a los recursos, el reconocimiento y la toma de decisiones en todas las esferas de la vida personal y social; y es el proceso de desafiar  las relaciones de poder existentes y obtener un mayor control sobre las fuentes de poder, es decir, la redistribución del poder. 

El empoderamiento se logra desde adentro y de forma individual para impactar en lo colectivo, pero también son necesarios el apoyo exterior, de la sociedad, de las instituciones y de apoyo psicológico para empujar y sostener los procesos de cambio. 

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