Mi nombre es Luisa Fernanda Pulido y soy una lideresa joven afro. Soy licenciada en pedagogía infantil con énfasis en diversidad e inclusión social. Llevo 6 años trabajando con el pueblo negro desde espacios no convencionales e instituciones educativas y, a raíz de mi experiencia, me han surgido muchas preguntas; sin embargo, hay una que sobresale. Si bien desde el Ministerio de Educación existe la Cátedra de Estudios Afrocolombianos que se debe impartir y transversalizar en las instituciones educativas para la visibilización y la garantía de los derechos de los niños, niñas, jóvenes y adolescentes afro, ¿por qué esta cátedra no se evidencia en la práctica?

Al trabajar con la C.N.O.A (Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas) he podido escribir sobre el tema en textos como Afrocolombianidad en la escuela: el rompimiento de barreras, en donde explico que la etnoeducación ha sido consagrada en la Constitución Política de 1991, en la ley 70 de 1993 y la ley 115 de 1994 y en los decretos reglamentarios 804 de 1995 y 1122 de 1998. Específicamente en este último, el Decreto 1122 de 1998, se reglamentó la Cátedra de Estudios Afrocolombianos y se expidieron normas para la implementación de esta en todos los establecimientos de educación formal del país. Sin embargo, hasta el año actual los pedagogos, que incluso hemos hecho estudios de investigación, sabemos que esta no es la realidad en la práctica. Hemos encontrado que son pocas las instituciones educativas que asumen esta cátedra y, las que lo hacen, lo permiten desde proyectos o celebraciones de la afrocolombianidad y no desde el currículo. Por esto es importante contar con una asignatura propia que trabaje la Cátedra de Estudios Afrocolombianos. 

Así, aunque el Estado reconoce el carácter multiétnico y pluricultural del país superando el viejo esquema educativo integracionista, homogeneizador en relación con los grupos étnicos y la diversidad cultural, en la práctica todavía existe una invisibilización de la cátedra que resulta en la discriminación de los niños afro desde la institución. Invisibilizar la cultura y toda la historia que trasciende del pueblo negro es discriminar a los niños afrocolombianos y permite un racismo estereotipado que los lastima y lacera. Por esto, se debe brindar la educación desde la diversidad y la integración que corresponda al reconocimiento de que en las aulas colombianas se encuentran niños blancos, mestizos, negros y de muchas otras etnias.

Somos un país pluriétnico y multicultural, pero todos somos uno solo. Tenemos que trabajar por todos los colombianos y no marginar a poblaciones como la afrocolombiana. El Estado debe encontrar una forma para impartir educación, sea desde una sola asignatura o desde diferentes materias y valores, que reconozca que la comunidad negra está en todo el territorio nacional. A todos estos niños se le debe garantizar la posibilidad de que sepan su historia: su cabello, su nariz ancha, los colores. Se deben romper barreras y paradigmas en la escuela para transformar las realidades a partir de la necesidad y los contextos. Adicionalmente, es importante que las niñas y niños se reconozcan como negros y que, desde la academia, se reconozca que el pueblo negro existe. Así, es deber del Estado, de los docentes y de la comunidad unirse para lograr fortalecer los procesos de autorreconocimiento y visibilización de los niños y niñas afro en el territorio nacional. 

La educación, que no solo se da desde las instituciones educativas, sino que se puede dar desde el barrio, la tienda de la esquina, los polideportivos o cualquier otro espacio de las comunidades, es la forma para acabar con el racismo, romper barreras y construir paz. Necesitamos docentes formados, espacios de construcción y políticas públicas que prioricen la Cátedra de Estudios Afrocolombianos en el país. 

Ayúdanos a velar por los derechos de las niñas y niños afrocolombianos. Solamente necesitamos 350 firmas para que los políticos del Congreso nos respondan. ¿Nos ayudas con tu firma y con la difusión de esta campaña? ¡Muchas gracias!