Hola, soy Luismi Pedrero y soy técnico de sonido, pero durante mi jornada laboral hago funciones de técnico de sonido, de luces, de maquinaria y de lo que haga falta en el momento, incluso me he visto obligado a negarme a ejercer de personal de limpieza. En este sector sufrimos una enorme precariedad y dada la situación que llevo sufriendo durante casi 4 años, son dos las ocasiones en las que el médico me ha dado la baja por ansiedad y síntomas de depresión. 

El sueldo, pese a rozar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en el caso de trabajar a jornada completa, es un problema menor dentro del sector pese a considerar que merecemos bastante más. Yo he llegado a trabajar en 20 centros diferentes. Mis horarios han sido siempre aleatorios. Los pasan el viernes de cara a la semana siguiente, lo que me impide tener vida privada. En muchas ocasiones me han llamado en mi día libre para que vaya a trabajar perdiendo así entradas de teatro, cine… o teniendo que dejar cualquier cosa que estuviese haciendo. 

A menudo en los eventos tengo 45-60 minutos para preparar lo que se pida, desde un micro y dar la luz de sala hasta conciertos con 20 micros y un show de iluminación y proyección. Labor que necesita mucho más tiempo y un mínimo de dos personas. También tengo una hora de entrada y de salida, pero, según me dicen, es “orientativa”. En muchas ocasiones tengo que quedarme más tiempo. Eso sí, no te cuenta nada como horas extra, ni como nocturnidad... Todo a bolsa de horas y solo cobras eso de más si te pasas de tu jornada. También incumplen de manera ilegal las medidas de seguridad. Debido al poco tiempo que tenemos para preparar todo, a veces estamos en riesgo de accidente moviendo plataformas elevadoras con trabajadores arriba y que pueden caerse desde unos 6 metros de altura.

A parte de la explotación sistemática que sufrimos, ejercen mucho chantaje emocional sobre nosotros consiguiendo, de esta manera, que saquemos el trabajo adelante pese a las pésimas condiciones. Parece que no tenemos derecho a tener vida. En el trabajo me he ahogado, me han dado ataques de ansiedad en la cabina, me cuesta respirar, me he pasado jornadas llorando y es algo que no es normal. “Este trabajo es así”; es la frase más oída dentro del sector y es la excusa por excelencia para justificar su ilegalidad.

He tenido que imponerme y hacerme respetar para no dejar que me sigan pasando por encima, llamándome fuera de mi jornada laboral, pidiéndome que deje de lado mi vida, que me quede más tiempo… No tenemos un convenio dentro del sector y ni siquiera se cumplen los Estatutos de Trabajadores. Trabajo para una empresa en la que uno de sus mayores clientes es el Ayuntamiento de Valladolid. Es por ello que quiero dirigirme a los miembros del Ayuntamiento, porque es necesario que se preocupen por nosotros. Están viendo que esta situación está provocando un enorme malestar entre los trabajadores, por eso es fundamental que haya cambios tanto con la forma de trabajar, como con el tiempo de montaje y la contratación del personal necesario. Desde las instituciones tienen que poner fin a este abuso. Quiero que se tenga en cuenta que este trabajo sale adelante única y exclusivamente por el cariño que los técnicos le tenemos a nuestro trabajo. A mí ya me ha costado mi salud física y mental y la he tenido que recuperar con mucho esfuerzo.