Me llamo María Victoria, vivo en Zújar, Granada, y tengo 50 años. En Navidades de 2016 tuve un accidente con el coche. Me llevaron al hospital y a raíz de las pruebas derivadas del choque que me hicieron, me diagnosticaron un cáncer de mama. A partir de ahí, recibí 16 sesiones de quimioterapia, me sometí a una intervención quirúrgica que me permitió conservar el pecho y finalmente también hice radioterapia.

Una vez terminados los tratamientos, un día me percaté de que me costaba un esfuerzo muy grande subir las escaleras de mi casa debido a los efectos que los tratamientos habían hecho sobre mi cuerpo. Decidí que esto se tenía que arreglar, así que pedí consejo a mi médico. Él me dijo que empezara a caminar y yo así lo hice. También empecé a hacer clases de pilates. Me costaba mucho pero a medida que pasaba el tiempo notaba que iba mejorando la movilidad.

Llegó un punto dónde ya empecé a hacer clases un poco más intensas dónde se hacía un poco de cardio. De repente, un día me dio por probar de correr. A partir de ahí ya no paré. Iba incrementando la distancia. Cuando iba a revisiones en el médico, me comparaba con la mayoría de chicas que me encontraba allí y veía que realmente, los efectos de los tratamientos las dejaban muy mal y que yo, gracias al deporte, estaba bien.

Fue entonces cuando empecé a cuestionarme por qué los médicos no recomiendan hacer deporte a los pacientes oncológicos una vez han superado la enfermedad. Aunque es verdad que ahora parece que se van abriendo los ojos en relación con los beneficios del deporte, considero que no se le da la importancia que tiene. Creo que un acompañamiento por parte de profesionales como fisioterapeutas, entrenadores deportivos y nutricionistas cuando te dan el diagnóstico, durante y después de la enfermedad, tendría que formar parte del proceso clínico relacionado con el cáncer. Además, está demostrado científicamente que el riesgo a recaer es mucho menor si se practica deporte. 

Veo que mi cuerpo ha cambiado y me siento muy bien. Antes de estar enferma yo nunca había hecho deporte y me he percatado de que nunca es tarde para empezar con el deporte. Actualmente estoy entrenando para hacer mi primer triatlón. Por los beneficios que he constatado en primera persona que aporta el deporte a la recuperación de los tratamientos a los que tienen que someterse los pacientes oncológicos y por todo lo presentado anteriormente, me dirijo a los políticos del Parlamento de Andalucía, ya que son quienes me representan, para preguntarles, exactamente, ¿Por qué no se ofrece el acompañamiento de profesionales como fisioterapeutas, entrenadores deportivos y nutricionistas durante todo el proceso de enfermedad y después?