Para evitar que se pueda producir de nuevo un incendio por una negligencia, se mantendrán las campañas y acciones preventivas, en las que se explican entre otros aspectos, las graves consecuencias que puede tener el arrojar una colilla al suelo.

Para mejorar la respuesta operativa ante episodios meteorológicos como los sufridos durante el verano pasado, donde coincidieron altas temperaturas, fuertes vientos y humedades muy bajas, se están revisando los procedimientos operativos del Servicio de Bomberos de Navarra contemplando en mayor medida las predicciones meteorológicas adversas.

Las medidas anteriores junto a la eficacia de los medios desplegados en la extinción del incendio de la zona media (bomberos, agentes forestales, unidad militar de emergencias y voluntarios) que permitieron estabilizar el incendio en menos de 14 horas, deberían reducir las posibilidades de que suceda de nuevo un gran incendio forestal.

Por otro lado, Medio Ambiente vela por la recuperación de la zona afectada por los incendios. Tras el incendio del área norte de Tafalla, por ejemplo - que según los últimos estudios se estima que se ha quemado un 33% menos del cálculo provisional que teníamos hasta ahora - se declaró la protección de la totalidad de ribazos, ezpuendas, liecos y terreno forestal; se suspendió el aprovechamiento cinegético y controlado determinadas labores agrícolas.

Cuando sucede algo tan grave como es este daño a nuestro ecosistema y entorno, personal tanto del Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local, como de los Ayuntamientos afectados por incendios se reúnen para valorar daños y organizar las tareas que son necesarias para conseguir recuperar lo antes posible y con las mínimas secuelas posibles los terrenos quemados.

Además, cualquier mejora de fincas, limpieza de acequia o cambio de uso, se solicitan al Servicio de Montes, y son atendidas en campo por el personal del Guarderío Forestal de Gobierno de la Demarcación correspondiente.