Pregunta para Parlamento de Andalucía

Soy María y durante mi adolescencia sufrí anorexia. ¿Cómo pretenden que superemos esta enfermedad si las citas con los especialistas de la Seguridad Social son escasas e ineficientes?

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María Bruzón Pregunta de María Bruzón

Hola, me llamo María, tengo 27 años y escribo este texto para dar visibilidad a una enfermedad que marcó mi adolescencia y que a día de hoy, aunque ya está superada, sigue estando presente en mi día a día. Se trata de la anorexia, enfermedad que se encuentra dentro del abanico de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Me cuesta identificar el comienzo de todo pero sí que es verdad que hubo un problema familiar que sirvió como punto de inflexión para que poco a poco las restricciones de comida estuvieran más presentes en mi día a día.

Siempre he sido muy exigente conmigo misma y eso me ha acarreado muchos complejos e inseguridades que, una vez sucedió en desencuentro familiar, se convirtió en una enfermedad. Sin darme cuenta, el estrés que estaba pasando y mi estado anímico hizo que fuera adelgazando. Conforme esto iba sucediendo yo me iba gustando más físicamente, hasta el punto de quitarme alimentos de mi dieta para adelgazar más y más. En mi caso se trataba de anorexia por restricción. Iban pasando los años y mi obsesión por la delgadez aumentaba.

Fue mi pareja quien me dijo que me pasaba algo y quien insistió en que tenía que pedir ayuda. Enseguida se lo dijimos a mi madre. Fuimos al médico de cabecera, donde me hicieron una analítica y me derivaron al psicólogo, este me derivó al psiquiatra. Las citas me las daban cada tres meses y el tratamiento era farmacológico. Enseguida me planteé la opción de recurrir a la vía privada y fue entonces cuando llamé a un amigo psicólogo que ha sido quien me ha llevado el tratamiento durante todo el proceso.

Pude superar la enfermedad gracias al psicólogo de pago y al apoyo de mi familia y de mi pareja. Fue un proceso muy duro, sobre todo, encontrar el equilibrio entre cuerpo y mente cuando estás cogiendo peso. Sin embargo, ha valido la pena. A parte de superar mi enfermedad, ahora sé identificar patrones sospechosos y lo tengo en cuenta a la hora de valorar mi físico o de cuestionar la comida que tomo.

Considero que los TCA están a la orden del día y que son muy difíciles de identificar, ya que hay muchos comportamientos relacionados con estas enfermedades que se normalizan, como la obsesión con la alimentación o el excesivo culto al cuerpo. De ahí el doble filo de las redes sociales, pueden servir para visibilizar casos como el mío y ayudar a otras personas, pero también pueden servir para estereotipar más todavía ciertos comportamientos relacionados con el físico. 

En cuanto a mi reivindicación, me dirijo a los políticos del Parlamento de Andalucía para pedirles que inviertan más fondos en la especialización del personal sanitarios en TCA. También en incluir más psicólogos y psiquiatras dentro de los centros sanitarios públicos, ya que ninguna enfermedad de la conducta alimentaria se va a solucionar con una cita cada tres meses. Es muy importante destinar más recursos a las enfermedades relacionadas con la salud mental, que son las que ahora están en auge y son cada vez más difíciles de identificar y de tratar sin un apoyo constante de un profesional especializado.

A nivel educativo, también se debe formar a todos los docentes y enseñar a los niños que todos los cuerpos son normativos. Hay que educar con una visión positiva, haciéndoles entender que cada cuerpo es un mundo y la importancia de quererse a uno mismo tal y como es.

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