Me llamo Maria, tengo 20 años y soy de Mataró (Barcelona). Cuando tenía casi 13 años, empecé a tener problemas de salud mental: me diagnosticaron depresión y, aunque en aquella época estuviera en normopeso, ya estaba empezando a tener trastorno de la conducta alimentaria (TCA) sin que yo ni nadie nos diéramos cuenta.

Con los años, cada vez la enfermedad fue agravándose más, hasta llegar a ingresarme tres veces por desnutrición e infrapeso. Uno de los momentos en los que he estado peor fue durante la pandemia. Al estar confinada, no poder ir al gimnasio, ver en las redes que la gente hacía ejercicio en casa y se marcaban objetivos con los pasos, yo decidí hacer lo mismo.

Me llegué a obsesionar tanto con hacer ejercicio que incluso me pasaba las noches caminando por mi habitación. Me movía tanto y comía tan poco que luego tenía problemas incluso para ducharme, ya que me dolía mucho el cuerpo y no tenía energía.

Mi estado anímico fue cada vez a peor, solo pensaba que quería morirme, e incluso me llegué a plantear quitarme la vida. Además, llegué a pesar solo 30 kg, pero en aquel momento los servicios de psiquiatría estaban paralizados por el COVID y no podía ingresarme.

Pensé que si no me moría por COVID, me moriría por anorexia. Pedí el tercer ingreso de forma voluntaria. Aunque sé que gracias a aquel ingreso ahora estoy viva, el servicio que recibí no fue nada bueno: no me dejaban levantarme de la cama, solo podía ir al baño cuando me lo dijeran, no podía leer ni ver la tele… Fue como estar en una cárcel. Además, no me dejaron mirarme al espejo durante todo el tiempo que estuve ingresada. Salí de allí con 43 kg y, aunque siga siendo infrapeso, para mí fue muy impactante verme de golpe con 13 kg de más, habría preferido ir viendo el progreso.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlament de Catalunya, ya que soy de Catalunya y son mis representantes en dicha cámara, para que el personal de psiquiatría que trabaja con personas con TCA esté más actualizado sobre esta enfermedad. Así podrán ofrecer a los pacientes ingresados un mejor servicio que el que recibí yo.

Ahora llevo desde agosto comiendo sin ninguna restricción y haciendo deporte, especialmente ejercicios de fuerza. No pienso ni calculo lo que como y cómo compensarlo, simplemente como cuando tengo hambre y hago deporte cuando me apetece. Se podría decir que me estoy recuperando, porque no quiero confirmar que me he recuperado del todo hasta que no haya pasado, como mínimo, un año desde que me dieron el alta.

Además, junto a la ayuda de una compañera, he podido narrar todo mi transcurso del TCA en un libro llamado ¿Quieres seguir sobreviviendo o prefieres empezar a vivir?. También en las redes sociales hago mucho hincapié en que la recuperación es posible y que la diversidad de cuerpos también es salud, no hay que tener un cierto tipo de cuerpo para estar saludable.