Pregunta para Parlamento de Andalucía

Me llamo María Cinta, y he vencido un cáncer de endometrio: ¿Por qué no se hacen controles rutinarios y pruebas diagnósticas de prevención a las mujeres que hemos pasado un cáncer de mama?

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María Cinta Rullo Pregunta de María Cinta Rullo

Hola,

Me llamo María Cinta Rullo, tengo 62 años y vivo en Huelva, aunque soy de Tortosa (Tarragona). Me considero una persona resiliente, capaz de adaptarme y anteponerme a las diferentes situaciones que la vida puso y sigue aún hoy poniendo en mi camino. 

Con 43 años me detectaron cáncer de mama, y hace unos años hice frente a un cáncer de endometrio. Y hoy estoy aquí, haciéndoos llegar mi vivencia. Estábamos en el año 2002 cuando en una revisión rutinaria mi ginecólogo me pidió mamografía. De inicio me extrañé, “si soy muy joven”, pensaba. Pero meditándolo una segunda vez, no encontraba una razón de peso para no someterme a aquella prueba. Por casualidad (o causalidad, quién sabe), me detectaron cáncer de mama. Fui intervenida, y recibí quimioterapia y radioterapia.  

Años más tarde, en 2014 concretamente, comencé a percibir leves sangrados al acudir al baño. Aparentemente podían estar relacionados con la menopausia. Mi médico de cabecera aseguraba también que “era normal, y podía ser consecuencia de mantener relaciones sexuales”, pero los sangrados retornaban, con mayor frecuencia, y mi médico no me emplazaba a ningún tipo de control o diagnóstico. Acudí en más de 7 ocasiones refiriéndome al sangrado, hasta que cursó la petición para el ginecólogo. Tres meses más tarde me darían mi primera cita en ginecología. Y en aquella primera cita ya vieron que algo no marchaba bien. Una biopsia confirmaría más tarde el diagnóstico: cáncer de endometrio. 

La demora en el tiempo del diagnóstico agravó la enfermedad. Si me lo hubieran detectado con anterioridad, hubiese evitado las 37 sesiones de radioterapia que recibí, y que tantas secuelas me han dejado. Después de un cáncer de mama, existe un alto porcentaje de desarrollar cáncer de endometrio o endometriosis. Y yo me pregunto, si esto es así, ¿por qué no se hacen controles rutinarios y pruebas diagnósticas de prevención a las mujeres que hemos pasado un cáncer de mama? Soy el claro ejemplo de un diagnóstico tardío de cáncer de endometrio por no mandarme al ginecólogo y demorarse en el tiempo con suposiciones. La tardanza en enviar a los pacientes a los especialistas demora los diagnósticos, lo cual puede traducirse en enfermedades agravadas y un sinfín de contratiempos nada agradables. ¿Ahorrar en prevención para gastar en operaciones, tratamientos, y en muchos casos, muerte? 

Por eso desde aquí hoy me gustaría dirigirme a nuestros representantes políticos en el Parlamento de Andalucía, comunidad autónoma en la que resido, para reclamar que se activen otros protocolos de detección precoz del cáncer, para evitar que se llegue a detectar de forma tardía, y cuando los pacientes nos vemos ya obligados a pasar por operaciones y tratamientos que deterioran, a las personas y para la sanidad.

A día de hoy puedo decir que he superado dos casos de cáncer, y solo tengo que acudir a revisiones rutinarias; pero las secuelas apremian a diario: diarreas, cistitis…Secuelas  que han limitado mi vida, mis planes y mis hábitos. Yo acogía a un niño saharaui todos los veranos, y desde hace unos años esto se ha vuelto imposible; es quizá la principal representación de lo que la enfermedad ha causado en mi vida. Y, aun así, me he ido adaptando y trabajando internamente. ¿Cuándo dejará la Administración de cargarnos todo el peso a nosotros, pacientes y ciudadanos?

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