Pregunta para Parlamento de Andalucía

Padecí un cáncer de vejiga a los 42 años. Tardaron dos años en diagnosticarme. Además de mejorar la inversión en investigación, ¿cuándo se van a garantizar los recursos económicos y humanos necesarios para el buen funcionamiento de la atención primaria?

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Maria Elena Martin Pregunta de Maria Elena Martin

Me llamo Elena y vivo en Almuñécar, Granada. Hace 15 años, estaba pasando por una época complicada a nivel emocional y notaba que mi cuerpo iba a enfermar. Por aquel entonces tenía 42 años y mis hijos tenían 10 y 15 años. Empecé a orinar sangre y por la noche tenía dolores agudos de estómago. Yo no solía acudir al médico, pero en este momento sentí que había algo en mi cuerpo que no estaba bien. Además de los síntomas mencionados, me estaba hinchando; notaba que me cambiaba la forma física. Cuando acudí por primera vez con mi doctora de cabecera, esta no me hizo mucho caso. Consideró que tenía estreñimiento y este fue el diagnóstico por los dos años que siguieron.

Me mandaba jarabe y pastillas para los intestinos. La única prueba que mandó a hacerme durante este período de tiempo fue una radiografía que, evidentemente, no sirvió para ver la afectación. En una ocasión, acudí al consultorio cuando mi médica de cabecera estaba de vacaciones, así que me atendió una sustituta. Esta, con los síntomas, consideró mandarme al hospital para que me practicaran un tacto rectal. Aunque yo insistía que mi problema no se encontraba ni en el recto ni en el colon, me lo practicaron. También me hicieron un enema opaco.

A medida que pasaban las semanas y los meses, cada vez me costaba más moverme, estaba hinchada y seguía orinando sangre. En una ocasión, me planté en el consultorio y dije a mi doctora que no me movería de allí hasta que no me derivara con un especialista. Me derivó con un cirujano. Este, al verme, consideró practicarme, de nuevo, un tacto rectal. Entonces, constató que había algo extraño y pidió que me realizaran una ecografía. Con los resultados, me dijeron que rápidamente tenía que ponerme en contacto con el cirujano y con el urólogo y, finalmente, me diagnosticaron un cáncer de vejiga. El oncólogo que me llevó, me explicó que mi perfil no entraba en las estadísticas de afectación común de esta tipología de cáncer. También me explicó que se trataba de un cáncer muy agresivo, ya que se reproduce con mucha facilidad, pero que por suerte el mío no había traspasado los órganos.

Cuando me anunciaron que padecía cáncer fue como que me echaran una jarra de agua fría por encima. De entrada, me quedé paralizada, pero luego lo llevé muy bien. Sentí que no tenía miedo y que estaba preparada para lo que tenía que llegar. Me tuvieron que intervenir quirúrgicamente dos veces y luego me sometí a un tratamiento de quimioterapia intravesical; un tratamiento focalizado en la vejiga. Luego, empecé con las revisiones rutinarias de control durante cinco años. Para mí, vivir este proceso fue un aprendizaje. Considero que no hay que luchar contra la enfermedad, sino aceptarla y asumir tu parte. Si aparece una enfermedad es porque el cuerpo manda un mensaje de que hay algún aspecto que debe sanar, así que lo mejor es procurar ir de la mano de la enfermedad. Creo que si quieres luchar contra la enfermedad, esta te come. 

Mi proceso de enfermedad me ha hecho percatar de que es imprescindible la apuesta para la atención primaria en relación con los recursos tanto económicos como humanos. El médico de cabecera es la puerta de entrada a la Seguridad Social y a la sanidad pública de nuestro país y es fundamental que funcione. En este sentido, considero que se debe de garantizar que tienen la opción de poder escuchar a los pacientes teniendo en cuenta que nadie conoce mejor su cuerpo que ellos y que si acuden al médico es porque han percibido alguna irregularidad, y también de derivarlos con especialistas o a realizarse pruebas exhaustivas. Si yo en un momento concreto no me hubiera plantado y no hubiera exigido una derivación, seguramente ahora mismo no viviría.

Es por esto que me dirijo a los políticos del Parlamento de Andalucía, ya que son quienes me representan: “Además de mejorar la inversión en investigación, ¿cuándo se van a mejorar los recursos económicos y humanos que se destinan a la atención primaria?”

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