Pregunta para Asamblea de Madrid

Llevo desde los 13 años sufriendo dolores inhumanos, llegando a quedarme en cama a los 23. ¿Cuándo se formará a los los profesionales de ginecología para detectar antes esta enfermedad?

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María Espiga Pregunta de María Espiga

Me llamo María Espiga, soy de Madrid y me diagnosticaron endometriosis cuando tenia 23 años. en mi experiencia con esta enfermedad crónica los médicos me han ignorado, despreciado mi dolor e incluso en numerosas ocasiones tratado de loca. 

Llevo con síntomas de la enfermedad desde los trece años, cuando me vino mi primera regla. Ya desde entonces tenía unas menstruaciones muy dolorosas, sobre todo el primer día en las primeras horas, durante las que tenía contracciones en el útero como si estuviese de parto. En muchas ocasiones llegaba a quedarme en casa tumbada en cama inmovilizada por el dolor. Cada vez que iba a la ginecóloga esta me decía que era normal que la regla fuese dolorosa y me mandaba tomar ibuprofeno. En el verano de 2019 empecé a empeorar. Sufría muchos mareos y llegué en ocasiones a perder el conocimiento por el dolor. Cuando se lo volví a decir a mi ginecóloga, recibí la respuesta de siempre. 

El 12 de octubre de 2019 estaba trabajando durante el desfile militar en Madrid. Ya me había empezado a encontrar mal de nuevo, pero conseguí hacer el día de trabajo. Sin embargo, esa misma noche tuve dolores muy intensos, y al día siguiente me levanté y fui incapaz de levantarme de la cama. Me llevaron al hospital, donde achacaron el dolor al riñón y a una infección de orina, que había dado positiva en las analítica. Pero la internista que llevaba mi caso se extrañó de que tuviera esos dolores en la tripa, y el último día de tratamiento cuando estaban a punto de darme el alta me hizo una ecografía. En la prueba salió un quiste muy grande en el ovario izquierdo, así que me derivaron a ginecología de otro hospital donde me podían examinar mejor. 

Conseguir que un ginecólogo me tomase en serio fue muy difícil. Pasé de recomendación en recomendación, con especialistas diciéndome que me lo estaba inventando, que se necesitaban más pruebas, que a lo mejor era un dolor psicológico. Había incluso descargado la guía que tiene el gobierno sobre endometriosis, y algunos médicos ni sabían que esa guía existía. Para entonces yo estaba de baja en el trabajo, y apenas podía estar de pie, sentada o incorporada del dolor, sólo podía estar bien tumbada del lado izquierdo. Conseguí que un doctor me hiciera las pruebas y confirmara que tenía endometriosis y me tenían que operar, pero cuando me derivó a cirugía se negaron a hacerme la intervención, diciéndome que estaba todo en mi cabeza. Me pidió una resonancia en otro hospital, para confirmar que estaba todo en mi cabeza, y cuando volví con las  pruebas a ese mismo especialista me admitió que era cierto que tenía endometriosis, pero que la complicación de mi caso hacia imposible operarme en ese hospital, que necesitaba otro más grande.

Desesperada, pedí cita con tres especialistas para poder concertar la cirugía, y me acabaron metiendo en quirófano en febrero de 2020. Cuando me abrieron vieron que tenía endometriosis e intentaron quitarme lo que podían. Incluso entonces, tras la operación, mi médico se mostró escéptico con mis familiares y les llegó a decir mientras yo estaba dormida en post operatorio que fueran buscando un psicólogo. Ese mismo profesional me pidió perdón después, cuando los resultados de las muestras que había enviado a anatomía patológica habían confirmado el diagnóstico, que tenía implantes microscópicos en los ligamentos útero-sacros y todo el peritoneo parietal posterior. Yo de todas formas estaba tranquila porque me sentía mejor, y la medicación iba funcionando. Fue un alivio saber que no estaba todo en mi cabeza. 

Hace unos meses los dolores volvieron con síntomas diferentes. De repente se me empezó a quedar dormida la pierna izquierda, y mi movilidad se vio increíblemente restringida. Me caí en la ducha un día y tuve que llamar al 112, bomberos, SAMUR, policía... porque no me podía mover. En muy poco tiempo vi mi energía caer al mínimo, hasta el punto de que tenía que decidir entre ducharme o poner una lavadora, porque las dos no las podía hacer sin que perdiera fuerza en la pierna y me cayera. Empecé a llevar un bastón replegable en el bolso por si acaso. Los especialistas me dijeron que eso me iba a pasar toda la vida, con una enfermedad crónica como la endometriosis. Trabajo en una ambulancia, y parte de mi trabajo es subir a pacientes, trasladar camillas, ser en definitiva algo fuerte y dinámica para poder hacerlo bien, pero con lo que me estaba pasando era cada vez más difícil. 

Volví al médico. Le llevé al ginecólogo todos los informes, TACs, resonancias y pruebas que había hecho y le pedí una solución. Hace dos semanas tuve mi segunda operación, donde me sacaron el ovario y la trompa izquierda, además del apéndice y diversas adherencias por toda la pelvis de la operación anterior. Ahora estoy esperando los resultados de anatomía patológica. 

Esta enfermedad me ha cambiado la vida completamente. Estoy enfadada con el trato que he recibido de los médicos, por la falta de prevención precoz con respecto a la endometriosis. No es normal que cuando una adolescente dice que le duele la regla hasta el punto de estar encamada no salte algún tipo de alarma. 

Por todo ello quiero pedir a los miembros de la Asamblea de Madrid que se trabaje por una mejor formación del personal de ginecología, para prevenir que mujeres como yo se pasen buscando su diagnóstico durante años. No soy un caso excepcional, lo normal es que se tarde en detectar una endometriosis una media de siete años. Este aprendizaje se tiene que extender también a la Atención Primaria. No es difícil, la guía del gobierno es pública y está consensuada con médicos y profesionales. Es un primer paso para que los dolores que sufrimos las mujeres se empiecen a tomar en serio y se eviten casos como el mío.
¡¡¡LA REGLA NO DUELE!!!

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