Pregunta para Cortes de Castilla-La Mancha
Me llamo María José y llevo 11 meses sin poder hacer hidroterapia por culpa del Covid. Ruego que las piscinas reabran para que las personas con discapacidad física podamos hacer los ejercicios que necesitamos: es por nuestra salud
Me llamo María José y soy de Manzanares (Ciudad Real). Cuando tenía ocho años mi vida cambió, ya que me diagnosticaron artritis idiopática juvenil, una enfermedad que afecta, en mi caso, a todas las articulaciones.
Empecé a sufrir distintos episodios de fiebre e inflamación progresiva de todas las articulaciones. Comenzaron las visitas frecuentes a médicos de distintas especialidades hasta que me diagnosticaron esta enfermedad, que poco a poco fue acabando con mi movilidad, y por la que, hoy en día, padezco una discapacidad física del 96% y una dependencia total.
Ahora tengo 40 años y estoy adaptada a la vida que puedo hacer, pero tener una dependencia total de grado 3 no es algo fácil de asumir ni sobrellevar. Cuando era niña y empecé a ser tratada por los médicos, pensaba que me iba a curar, pero no tardé en caminar con dificultad. Transcurridos unos meses me vi necesitada del uso de silla de ruedas para desplazarme. A partir de ahí se me vino el mundo encima. Además, sufrí bullying por parte de algunos niños de mi colegio.
La artritis idiopática juvenil es una enfermedad autoinmune crónica que ataca y destruye por error el tejido corporal sano. En mi caso, fue un proceso galopante y agresivo. He tenido que sufrir muchísimos ingresos hospitalarios a lo largo de mi vida, me han realizado todo tipo de pruebas médicas, tratamientos farmacológicos, de fisioterapia y múltiples intervenciones quirúrgicas.
Me tengo que desplazar varias veces al año en ambulancia al hospital de La Paz en Madrid, al hospital de Toledo y al de Ciudad Real. Estos traslados nunca son fáciles, pero en el tiempo actual todo resulta aún más complicado debido a las restricciones sanitarias provocadas por la pandemia.
El problema al que me enfrento ahora está vinculado, precisamente, a la pandemia que sufrimos. Las normas de prevención en vigor me han anulado la posibilidad de seguir realizando ejercicios de hidroterapia bajo el agua. No puedo ir a la piscina municipal de mi pueblo porque está cerrada desde Marzo pasado. Entiendo las dificultades que genera esta crisis, pero mi cuerpo necesita moverse debajo del agua y tengo que contar con la ayuda de un monitor que supervise los ejercicios más adecuados a mi discapacidad, para que, al menos, no se agraven las múltiples limitaciones físicas que sufro.
La sensación de verme caminar y hacer ejercicios en el agua me da la vida. Por eso quiero seguir experimentando el poder sanador de ese elemento.
Quiero contar con vuestra ayuda. Yo, y otras personas en situaciones similares a la mía, necesitamos que las piscinas estén abiertas, ya que nuestra salud depende de la hidroterapia. Ruego a las administraciones competentes que levanten la actual prohibición de apertura de piscinas, facilitando su uso a personas con discapacidad física grave, como yo, ya que este específico tipo de ejercicios (recomendados estrictamente por profesionales sanitarios) les resultan indispensables para llevar una vida digna y evitar un agravamiento de sus enfermedades.
Ayúdanos a ser escuchados firmando y difundiendo esta petición. Muchísimas gracias.