¡No es una mala borrachera, me han drogado! Necesitamos protocolos que protejan la credibilidad de las víctimas de sumisión química

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El pasado 29 de enero fui con mi pareja y unos amigos a una discoteca de Sevilla para celebrar mi cumpleaños. Tan solo bebí una copa porque cuando le di dos tragos a la segunda perdí totalmente el control. Al llamar a la ambulancia pensaron que era “solo una borrachera” y tardaron más de una hora en atenderme. ¿Hasta cuándo van a seguir dudando del relato de las víctimas de sumisión química? 

Primero fuimos a la zona de pubs de la Alameda donde me tomé una copa y más tarde entramos a Monasterio donde pagamos la entrada con una consumición. Yo peso muy poco y el alcohol me sube muy rápido así que decidí esperar y beberme la consumición más tarde. Como llegamos pronto, nos sentamos en una especie de reservado con mesitas abierto al público y estuvimos bailando alrededor de nuestras pertenencias.

Aproximadamente me pedí la copa a las cuatro de la mañana. La dejé en la mesa para ir al cuarto de baño y cuando volví vi que había mucha gente alrededor. El local se había llenado y algunos chicos nos habían pedido permiso para dejar sus copas y sus chaquetas en la mesa, algo que en principio no me pareció sospechoso. 

Le di dos tragos a la copa y noté como mi cuerpo se volvía fuera de sí. Me quedé paralizada, mi novio me preguntaba si estaba bien y yo no podía contestar así que entre todos me sacaron fuera. No me acuerdo de nada a partir de ese momento. Llamaron a la ambulancia y por lo visto tardó más de una hora en venir. Empecé a tener taquicardia, literalmente vi mi vida pasar por delante de mis ojos, pensaba que me iba a morir. Los dos furgones de policía que habían delante de la discoteca tampoco hicieron nada por ayudarnos a pesar de que mis amigos les pidieron que por favor actuasen. 

Cuando llegamos al hospital había otras dos chicas que venían de la misma discoteca y se encontraban en la misma situación que yo. Sin embargo, la primera reacción de los trabajadores/as sanitarios fue cuestionarnos incluso una enfermera llegó a soltar alguna risa. 

Finalmente me atendieron y me hicieron las pruebas pertinentes para saber si había ingerido algún tipo de droga. Solo recuerdo despertarme en una camilla con una vía puesta. La prueba dio positivo en anfetaminas y me dijeron que sospechaban que el GHB (una especie de éxtasis líquido) había sido lo que había provocado las taquicardias y convulsiones. 

Cuando volví a casa todavía tardé un tiempo en recuperarme. Actualmente estoy bien, pero podría haber muerto. Psicológicamente esto me ha afectado de una manera terrible, tengo miedo a dormirme por las noches por si no me despierto, además siempre tengo terrores nocturnos y me levanto muy nerviosa y angustiada. En el hospital le dijeron a mi novio que tenía que controlarme las pulsaciones por si volvieran a subir. 

No le deseo esto a nadie por eso hoy inicio esta petición para que se establezca un protocolo de protección para las víctimas de sumisión química. Las fuerzas de seguridad deben colaborar con el personal sanitario para darle una correcta atención a todas las chicas que se encuentren en esta situación, y los locales deben tomar medidas para evitar que esto vuelva a pasar. 

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