Me llamo María, tengo 29 años y vivo en Barcelona. Mi trastorno de la conducta alimentaria empezó bastante pronto; a los seis años me apunté a ballet, y ver cómo eran los cuerpos de las personas que lo practicaban, me creó una excesiva preocupación por el mío. Por aquel entonces, no hacía restricciones de comida, siempre había sido muy deportista y no había llegado hasta ese punto, pero con 15 años, murió una de mis abuelas y exploté, a esto hay que añadirle los cambios que experimentamos las mujeres durante la adolescencia, nuestro cambia pasa de ser el de una niña a ser el de una mujer. Restringía alimentos, me saltaba comidas…

Mi madre se dio cuenta de lo que pasaba; su hermana había pasado por algo parecido y detectó los síntomas. A los 17 me ingresaron, fui mejorando poco a poco, y a pesar de mi ingreso, logré sacar la selectividad e ingresar en la carrera que quería, biología. Esta enfermedad tiene altibajos, y un tiempo después, empecé a hacer deporte de nuevo y tuve una recaída.

Mi madre hacía yoga, un día me propuso ir a una de sus clases y tuve la suerte de dar con una profesora muy buena; al principio, iba un día a la semana, luego dos y así empecé yendo con mayor frecuencia, me ayudaba muchísimo acudir a esas clases. Hace cuatro años, decidí empezar mi formación; lo hice en el yoga general y empecé a ver cosas que no me convencían del todo, por tanto, decidí experimentar, ver cómo conectaba con mis apetencias, con lo que me apetecía hacer en cada momento. Conocí a una mujer de EE.UU e hice una formación de yoga para TCA, es un deporte que se emplea para tratar el entres post traumático complejo; cuando comencé a estudiar esta metodología, me di cuenta de que me ayudaba mucho a conectar con mi cuerpo.

El gran problema de los trastornos de la conducta alimentario, es que hacen que desconectes con tu cuerpo, hasta el punto de no llegar a percibirlo como tuyo; deje de realizar el resto de actividades deportivas que realizaba, como ir al gimnasio y correr. Me di cuenta de que, si esto a mí me había servido tanto, podría servirle a otras personas así que me puse en contacto con centros e inicié colaboraciones con psicólogas y nutricionistas.

Necesitamos dar a los TCA la importancia que merecen, no solamente basta con terapias psicológicas y seguimiento médico, hay que hacer un tratamiento multidisciplinar; no se trata únicamente de alcanzar la recuperación, hay que mantenerse. El yoga conecta cuerpo y mente, y no podemos olvidar que eso es fundamental en la recuperación de un trastorno de la conducta alimentaria, reconciliarte con tu cuerpo es clave para superarlo.