Pregunta para Parlamento de Andalucía

En el gimnasio me he sentido intimidada en la zona de peso libre ante los comentarios y miradas masculinas. El machismo sigue latente en muchos ámbitos y tenemos que educar en la igualdad para evitar que esto siga sucediendo

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María S Pregunta de María S

Me llamo María, tengo 50 años y resido en un pueblo de Andalucía, concretamente en Alhaurín de la Torre, perteneciente a la provincia de Málaga. Hace unos años sufrí una lesión en un brazo y, en lugar de derivarme a un fisioterapeuta, mi médico me recomendó acudir a un gimnasio para ejercitarlo. Una vez allí me sentí incómoda desde el principio; el entrenador me dijo “tú coge esas pesas rosas”, me daba cargas de poco peso a pesar de que mi condición física me permitía coger cargas mucho mayores; fue el mismo monitor que me dijo “¿No prefieres apuntarte a zumba?”.

Aparte de todo eso, la situación empeoró con las miradas de los hombres que entrenaban en ese gimnasio; había muchos espejos y podía ver cómo me miraban de una forma que me resultaba repulsiva. Conocía a la mayoría de ellos y uno en concreto me llegó a decir “podrías haberte puesto otra ropa"; acudí a comentarle la situación a la chica de la recepción y lo único que me dijo fue “es que te van a mirar”. No llegué a terminar el bono de Siones en ese centro y no volví más, de hecho, no he vuelto a ningún gimnasio desde entonces.

Esto ocurrió en el gimnasio, pero situaciones como esta se repiten de manera constante. Tengo un hijo de 14 años y en su instituto veo comportamientos intolerables. Otro sitio en el que he llegado a sentirme incómoda es en la playa, las miradas, los comentarios… no dejan indiferente a nadie. Donde me he sentido más desplazada es en el ámbito laboral; actualmente por falta de trabajo, estoy en una empresa de limpieza, apenas hay hombres que ejerzan esta actividad; anteriormente, estaba en una editorial, le dieron mi puesto a un hombre y me enteré de que le pagaban más de lo que yo cobraba, el trabajo era el mismo y esto es una gran injusticia. En el departamento de informática solo había una mujer, era programadora y la tenían relegada a un puesto de edición fotográfica. Muchas veces pienso en que lo mejor es haber tenido un niño porque con una niña vives mucho mas preocupada, tienes miedo constantemente por ellas.

Necesitamos erradicar el machismo desde la raíz y la clave está en la educación. Necesitamos concienciación antes que segregación; la solución no es crear espacios exclusivos para mujeres, como los gimnasios femeninos, sino educar para que todos y todas podamos convivir en los mismos espacios.

Me dirijo a los políticos del Parlamento de Andalucía para pedir que inviertan en campañas de concienciación, en muchos aspectos estamos muy por detrás de lo que deberíamos; es importante educar en las casas porque los niños repiten lo que ven ahí, en las casas se educa y en los colegios se forma. Tenemos que educar en todos los ámbitos y resaltar la presencia de las mujeres a todos los niveles.

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