Hola a todos, 

Me llamo Marina, tengo 38 años y soy de Madrid. Hace 6 años me diagnosticaron un Linfoma de Hodgkin. Hacía tan solo un par de meses que había sido madre y aquellos síntomas que todo el mundo, incluso los médicos, parecían atribuir al posparto, resultaron ser la antesala de un cáncer en el sistema linfático. 

Afortunadamente, vencí al Linfoma de Hodgkin sin grandes complicaciones. El pronóstico era favorable y llevé el proceso con optimismo. Fueron 6 meses de baja, quimioterapia y un tiempo de recuperación. Al echar la vista atrás, agradezco haber hecho remitir la enfermedad y tan solo quiero seguir disfrutando de mi familia. Pero sí debo admitir que me encontré con algunas trabas (burocráticas en gran medida) más allá de la enfermedad y que, además, aún hoy siguen existiendo en lo referente al padecer cáncer al poco de dar a luz. 

Yo ya había disfrutado parte de mi permiso de maternidad y, al ser diagnosticada de la enfermedad, no se me permitió ceder a mi marido la parte del permiso que no se había disfrutado aún. El motivo era que no lo había solicitado así de inicio, pues claramente yo no sabía que iba a padecer una enfermedad grave. 

Afortunadamente, yo contaba con el apoyo y la disponibilidad de mis padres, que vivían cerca, pero no toda persona puede contar con esta facilidad. Mi marido no pudo disfrutar de las 4 semanas de maternidad que aún nos quedaban cuando me diagnosticaron cáncer y, en todo el proceso, tan solo pudo acogerse a la reducción de la jornada al 50% con la retribución al 100% durante un mes. Con un bebé recién nacido y uno de los progenitores enfermo, como era mi caso, esta ayuda resultaba claramente insuficiente. 

¿A dónde quiero llegar con todo esto? A que las excepciones existen, y las normativas, leyes y estatutos deberían mirarse con lupa en los casos que así se requiere, como puede ser el caso de un diagnóstico oncológico o por cualquier otra enfermedad grave. 

Soy funcionaria y soy consciente de que, al convertirnos en padres, disponemos de facilidades a nuestro alcance cuando nuestro hijo, menor de edad, enferma. ¿Por qué no se implantan este tipo de medidas cuando el progenitor es el enfermo? Creo encarecidamente que cuando hay un menor de 3 años en casa y uno de los progenitores contrae una enfermedad grave deberían regularse este tipo de situaciones, y ofrecerse reducciones o facilidades ajustadas al caso. Mi hijo no podía ir a la guardería a los pocos meses de vida por no ponerme a mí en riesgo y eso suponía una dificultad añadida si no hubiésemos contado con la presencia y ayuda de los familiares. 

Creo conveniente que el permiso de maternidad sea intransferible en la mayoría de los casos pero, desde mi caso personal, y tras comentarlo a distintos niveles, desde aquí me atrevo a plantear lo siguiente: ¿Por qué no se estudian detalladamente aquellos casos excepcionales en los que hacer transferible el permiso cobre sentido y facilita la vida de las familias?

Casi cualquiera puede llegar a percibir lo injusto que llega a ser y, sin embargo, no se actúa en consecuencia. ¿Por qué? ¿Acaso no merecen este tipo de circunstancias una revisión individualizada y excepcional? 

Os ruego que me ayudéis a difundir y firmar esta campaña por todos vuestros grupos y contactos de WhatsApp y Redes Sociales. Si conseguimos 1500 apoyos, esta pregunta llegará a los distintos partidos políticos del Congreso de los Diputados, teniendo la obligación de darnos, al menos, una respuesta.

Representantes del Congreso de los Diputados, 

Espero su respuesta.