Pregunta para Senado
A los 24 años sufrí “Stealthing” (quitarse o dañar el preservativo sin consentimiento) ¿Cuándo van a elevar estas prácticas a la categoría de violación y sancionar a los que la ejercen como merecen?
Me llamo Marina y tengo 32 años. Tuve mi primera relación sexual a una edad bastante más tardía de la media española, a los 24 años y sufrí lo actualmente conocido como “Stealthing” o retirada del preservativo sin consentimiento; es aquella práctica en la que en el contexto de una relación sexual, el varón se quita el condón o lo daña a propósito sin el conocimiento de su pareja. Esta práctica está considerada como un tipo de violación. El sexo no era algo que me llamara especialmente la atención ni me corría ninguna prisa. Llegó un momento que sentí una enorme presión por parte de mi entorno, sentía que si conocía a alguien que me gustara y sabía que yo no había mantenido relaciones no querría estar conmigo. Perdí la virginidad poco después presionada por mí misma. Conocí a un chico, quedé unas cuantas veces con él y un día pasó. Me daba vergüenza decirle que yo nunca había mantenido relaciones sexuales y puse la excusa de que tenía la regla, a él no le importó y seguimos adelante.
Mi mayor miedo era el tema del preservativo, tenía pánico a que se rompiera; por ello y por mi inexperiencia, yo le preguntaba constantemente si estaba bien puesto. Una de las veces que le pregunté no me contestó, así que insistí “¿está bien puesto no está bien puesto?”, dije nerviosa, a lo que él respondió “ay, es que se ha escurrido”. Claramente por su cara no se le había escurrido, se lo había quitado de forma intencionada; un preservativo bien puesto no se escurre y él tenía experiencia de sobra para saber cuando pasa eso o no, además, vi muchos más detalles en el chico que indicaban que se lo había quitado de a propósito.
A día de hoy sé que tenia que haber reaccionado yéndome de su casa pero, por aquel entonces, no fui capaz. Me quedé en schok y él lo percibió, no fui capaz de decir nada; continuó como si nada y practicó la conocida como “marcha atrás”. Me sentí tremendamente culpable por no saber pararle los pies en ese momento aunque, con el tiempo, he ido aprendiendo a gestionar ese sentimiento. Decidí quedarme a dormir en su casa pero estaba muy preocupada, la marcha atrás tiene fiabilidad cero y al verme así me dijo “no te preocupes, si tienes la regla no puedes quedarte embarazada”; siempre hay un riesgo, soy sanitaria y lo conozco de primera mano. Al día siguiente, antes de regresar a mi casa, pasé por la farmacia de guardia y me compré la píldora del día después; a pesar de eso, no estuve tranquila hasta que me bajó la regla. No solo estaba el temor al embarazo, si no a la posibilidad de contraer otras enfermedades, tanto las mas conocidas como gonorrea o sífilis, como otras menos conocidas. Meses después me hice una analítica completa para comprobar que todo estaba bien. Me acosté con este chico alguna vez más, siempre con preservativo impuesto por mí y, poco después empezó a insistirme en que me tomara la píldora porque él no iba a hacerlo siempre con preservativo. Pasado un tiempo, vio mi actitud tirante, no me nacía hacer nada con él y acabó dejándome, sé que tenia que haberlo hecho yo mucho antes pero no tenía la capacidad que tengo ahora. Hasta hoy no he sido capaz de contarle esta historia de forma abierta a nadie.
Me dirijo a los miembros del Senado para pedir que implanten una buena educación sexual, todavía hay muchos temas que consideramos como tabú y eso nos impide tener un buen conocimiento sobre el sexo y, por consiguiente, una buena práctica del mismo; además, necesitamos campañas de concienciación, que un chico se quite el preservativo sin tu consentimiento con las terribles consecuencias que esto puede acarrear, tiene que estar considerado como violación, vulneran nuestros derechos y esto no puede seguir permitiéndose.