Pregunta para Asamblea de Madrid

Me llamo Mario y regento un centro de entrenamiento especializado en ejercicio físico y cáncer ¿Para cuándo la sanidad pública pondrá a disposición de los pacientes información sobre el deporte como terapia para mitigar las secuelas del cáncer?

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Mario Redondo Pregunta de Mario Redondo

Me llamo Mario, vivo en Madrid y soy Fisioterapeuta y Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el deporte por la Universidad Europea de Madrid. Me he especializado en ejercicio físico y cáncer. Recurro a esta plataforma porque en nuestro país se carece de una divulgación y difusión apropiada de los beneficios de los planes de entrenamiento especializados para personas que padecen cáncer, lo que está mermando la calidad de vida de miles de pacientes.  

Voy a empezar por cómo decidí especializarme en este campo. Un día recibí una llamada para iniciar un tratamiento de rehabilitación de cadera. Cuando llegué al domicilio de la paciente me enteré de que aquella mujer tenía metástasis. Me dio rabia: después de dos carreras universitarias y unos cuantos años de experiencia a mis espaldas no sabía cómo ayudarle.  

Fue entonces cuando me informé acerca de cómo el deporte puede beneficiar a los enfermos de cáncer. Descubrí que el ejercicio físico es una potente herramienta para mitigar y reducir muchos de los efectos secundarios de los pacientes oncológicos, que van en detrimento de su calidad de vida. Por ello he decido dar cabida a este servicio que tanta falta hacía a día de hoy en el sistema sanitario, ya que no se realiza con rigor, profesionalidad ni evidencia científica en muchos de los casos. 

Me dirijo a la Asamblea de Madrid para pedirles que ofrezcan información personalizada de rigor y de manera sistemática a los pacientes sobre qué tipo de ejercicio físico que es  conveniente en cada etapa de su tratamiento.  

Muchas asociaciones e instituciones subestiman los efectos de los planes personalizados de entrenamiento para pacientes con cáncer. Por ello lo voy a ilustrar con un ejemplo: el caso de una mujer que padece cáncer de mama.  Mientras la mujer está realizando tratamientos de quimioterapia y radioterapia tiene que seguir una rutina centrada en evitar la pérdida de sus niveles de fuerza, lo cual reducirá su fatiga. Durante y después de su tratamiento, los planes de entrenamiento de esta mujer se deben centrar en combatir la osteoporosis, un efecto secundario de su tratamiento muy frecuente. Para solventar este problema, la mujer deberá incluir en su rutina ejercicios de fuerza e impactos que generen estrés mecánico en las zonas donde está la osteoporosis, como peso muerto o prensa de piernas.  

Sin embargo, si esta mujer pregunta a su oncólogo qué puede hacer ella para evitar secuelas de su cáncer de mama, éste probablemente no mencionará el deporte o, en el mejor de los casos, le recomendará practicar actividades como nadar, pasear o aquagym; esto es, deportes recreacionales en general que no contribuyen de forma eficaz a paliar la osteoporosis, el principal efecto adverso de su tratamiento.  

Me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid, mis representantes en el Parlamento, para advertirles que se está privando a miles de pacientes oncológicos del derecho a participar de forma activa en sus tratamientos y mejorar su calidad de vida

La inclusión de un programa de ejercicio físico personalizado y supervisado por un equipo multidisciplinar, debería ser algo casi obligatorio para aquellas personas que se encuentren en cualquier fase del proceso oncológico. Me gustaría que la Seguridad Social cubriera este servicio, pero sé que es una medida difícil y costosa. Por esta razón, simplemente pido que esta misma información que yo difundo en mi centro de entrenamiento para apacientes oncológicos se difunda en los hospitales públicos de manera sistemática.  

Agradezco mucho si apoyáis esta pregunta y difundís la iniciativa por todas vuestras redes. Cada gesto cuenta. Muchas gracias a todos. 
 

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