Pregunta para Congreso de los diputados

El edadismo laboral y la doble discriminación de las mujeres: tengo más de 50 años y soy mujer. Soy invisible para el mercado laboral.

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Marisol Galdon Pregunta de Marisol Galdon

Me llamo Marisol Galdón, soy periodista y comunicadora con amplia y reconocida experiencia profesional, en búsqueda activa de empleo, pero tengo dos hándicaps: tengo más de 50 años y soy mujer. Las personas, y más las mujeres, que tenemos más de 50 años dejamos de ser visibles para el mercado laboral: 6 de cada 10 personas paradas, en esa franja de edad, son mujeres. 

Tras años viviendo una situación laboral precaria y desesperada, decidí grabar un vídeo para contarlo y ofrecerme para trabajar. Nunca me imaginé que fuese a tener tanta repercusión, pero gracias a este video se ha visibilizado mi situación y la de muchas mujeres que están en la misma: Llevo trabajando en radio, televisión y publicaciones desde hace 38 años, hablo cuatro idiomas y me considero culta y divertida. Me encanta escribir, guionista es otro de los trabajos que puedo hacer. Tengo un blog y estoy en conversaciones editoriales para publicar mi tercera novela. También tengo un podcast. Mi campo es la cultura, tengo un amplio conocimiento sobre cine, literatura, música. Disc-jockey​, es otro trabajo que puedo hacer, de hecho, trabajé muchos años de DJ. Soy una excelente maestra de ceremonias, presentadora de eventos. Pero entre la pandemia, la bajada de tarifas mediáticas y que tengo más de 50 años y soy mujer es muy difícil el acceso al mercado laboral. No importa que mi currículum sea espectacular. 

Con esta presentación es cómo decidí mostrar mi perfil profesional, para exponer toda mi experiencia y mi amplia trayectoria, sin embargo, parece que no importa nada lo que has trabajo después de cumplir cierta edad. El edadismo laboral cada vez está más presente en nuestra sociedad. En cualquier departamento de recursos humanos cuando llega un currículum de personas de más de 50 años directamente lo descartan. En el año 2020, no se contrató a nadie mayor de 50 años. Es paradójico que nos convirtamos en personas invisibles para el mercado laboral porque al tener más experiencia podemos desempeñar trabajo de calidad, porque podemos gestionar mejor todo tipo de situaciones y presiones por tener la inteligencia emocional más desarrollada. El problema radica aquí mismo, es decir, al tener más experiencia el trabajo tiene que ser más remunerado y las empresas no quieren pagar más, por ello, lo que hacen es que cogen a personal becario. Es un sistema, el que se ha implantado, con condiciones precarias: por un lado, para las personas jóvenes que tiene que hacerse un hueco y empezar a trabajar de forma gratuita, y, por otro lado, las personas de más de 50 años que dejamos de ser rentables para las empresas, y nos eliminan del mercado laboral.

Las mujeres, además, sufrimos una doble discriminación. El mercado laboral ya es precario de por sí, con desigualdades y barreas para las mujeres con sesgos de género, brecha salarial, techo de cristal, suelo pegajoso etcétera. Todo ello hace que las mujeres con más de 50 años sigan sufriendo estas desigualdades como consecuencia de todos los estereotipos y roles de género marcados en la sociedad, además de la, cosificando a las mujeres etiquetándolas en cánones de belleza. Por esta razón en el mundo mediático no esté bien visto ver a mujeres mayores. Sin embargo, a los hombres sí porque continuamos en una sociedad que sigue preguntándose “¿Por qué los hombres maduran y las mujeres envejecemos?”. Todo ello hace que aumente el edadismo, y la doble discriminación laboral para las mujeres. 

Yo he sufrido esa doble discriminación, llevo trabajando más de 38 años. En el año 1994 comencé a ser autónoma, eran buenos años para el mundo de la comunicación y mediático. Sin embargo, la precariedad también llegó al mundo mediático con la crisis del 2008. Fue la excusa perfecta para que se bajaran las tarifas a las personas que somos freelance o colaboradores. Una vez que la crisis se fue superando, las tarifas mediáticas se congelaron. Ello hizo que el mundo de la comunicación pasara a tener unas condiciones laborales muy precarias debiendo tener varios trabajos para poder sobrevivir. Fui acumulando esta precariedad, hasta que después de la pandemia  me vi obligada a darme de baja como autónoma porque no podía seguir pagando mi cuota. Tuve que pedir dinero a amigos míos, una situación tan desesperante que a nivel psicológico afecta. Tienes que hacer un esfuerzo diario para no dejar de creer en ti misma, para que el ánimo no decaiga, pero no es fácil cuando por más que quieres trabajar y te mueves para lanzar proyectos con una actitud proactiva, sigues sin conseguirlo. 

Dada esta situación de precariedad, muchas personas deciden emprender porque consideran que es la única manera de poder prosperar laboralmente, pero, sin embargo, es una herramienta beneficiosa para el Estado ya que se evita de dar cualquier prestación. Es decir, tú mismo te cotizas tu seguridad social, y así el Estado no tiene que pagarte paro. Si emprendes y no te va bien el problema es de la persona que ha emprendido, pero no del Estado. Estamos yendo hacia un mundo donde las prestaciones que puede ofrecer el Estado a la ciudadanía son mínimas, por lo que… ¿Quién va a cotizar a la seguridad social? ¿Cómo va a sostenerse el sistema de pensiones? 

Es por todo ello que quiero dirigirme a los miembros del Congreso de los Diputados para exigirles que hagan políticas de empleo específicas para personas mayores de 50 años. Políticas de empleo con dignidad donde se nos valore para que se nos emplee. Estamos en nuestro momento álgido de la vida, y profesionalmente es el mejor momento porque hemos aprendido de los errores del pasado y tenemos mucha más experiencia y sabiduría. Sea cual sea la profesión que desarrollemos estamos en el momento en el que mejor preparados estamos para ofrecer lo mejor de nosotros mismos como personas y profesionales.

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