Lo único que viabiliza y garantiza la conservación del Albaicín es la vida
¡Buenas tardes, Iván!
Voy a tratar de sintetizar, porque la respuesta completa a esta pregunta es un plan integral, con diagnóstico, objetivos, estrategia, acciones, cronograma, presupuesto…
Lo único que viabiliza y garantiza la conservación de un patrimonio urbano como el Albaicín es la vida. Un tejido humano y social diverso, cohesionado y con una relación de arraigo, vinculación e identificación con el paisaje. Porque además, el turismo verdaderamente sostenible es aquel que se integra y busca conocer un paisaje y un modo de vida que sólo puede encontrarse en un determinado lugar.
Obviamente no se pueden reproducir los modos de vida que crearon este paisaje urbano. Pero sí favorecer y priorizar modos de vida compatibles con sus especiales características. En el Albaicín, como en muchos otros barrios históricos, la vida de proximidad: vivienda, empleo, comercio y equipamientos en un radio de acción asequible al peatón. Para desplazamientos imprescindibles fuera del barrio, priorización del transporte público.
Por qué se ha llegado a este punto, creo que es simplemente porque no se apostó por la vida, sino por la venta al mejor postor de sus valores o incluso al peor. El PEPRI del 73 tenía como objetivo fijar la población que aún quedaba en el barrio, previendo inversiones en rehabilitación de las viviendas de las familias con escasos recursos o con la exigencia de mantenimiento de los inquilinos - que era la estructura predominante de tenencia en el barrio - generando empleo mediante talleres artesanales y comercios de barrio, y dotando de equipamientos integrados en edificios patrimoniales. Trataba el Albaicín como lo primero que es: un barrio para vivir.
Se quedó en un cajón, y se hicieron las urbanizaciones de cármenes en el entorno, más propias del modelo anglosajón de adosada, vehículo privado y centro comercial, porque fue lucrativo para determinados intereses particulares. La población, ante el deterioro de la vivienda, el desempleo, la falta de equipamientos, se va viendo desplazada a las áreas de ensanche, también muy lucrativas para algunos, y con nula planificación urbana: camino de Ronda, la Paz, Zaidín.
Hoy de nuevo la amenaza para la población que trata de hacer vida es un negocio turístico indiferenciado, que no se integra en la vida del barrio y a la que disputa el espacio público, el patrimonio, el paisaje y los servicios. Además de las formas de vida ‘metropolitana’ basadas en casa-coche-trabajo exterior al barrio-centro comercial, que son incompatibles con las características urbanas del Albaicín. A lo que se suma el abandono de un patrimonio que queda relegado en cuanto a inversión y visibilización a un ultimísimo plano.
En cuanto a medidas: a corto plazo eliminar el transporte turístico y reforzar el transporte público (que debe ser el que use también el turista). Garantizar la limpieza mediante la exigencia de suficiente dotación de personal a la empresa concesionaria o municipalización del servicio. Emprender un plan de participación y sensibilización con vecinos, administraciones, y demás agentes, para consensuar el modelo de mantenimiento de modos de vida compatibles y priorizar en este sentido todas las acciones. Hacer un diagnóstico participado de las necesidades de comercio y equipamiento. Invertir y desbloquear inversiones en el patrimonio, priorizando la combinación de usos cotidianos con museísticos o culturales. Recuperar los programas de rehabilitación de vivienda en alquiler a precios asequibles para recuperar la diversidad de la población, y que quienes trabajan en el barrio - hostelería, pequeños comercios, servicios - puedan vivir en él.
Todo esto se traduce a medio - largo plazo, en dotar de un plan integral para recuperar la vida cotidiana en el barrio.
Creo que no es cuestión de grandes inversiones, sino de desbloquear proyectos, y de orientar la regulación y las políticas diarias hacia la vida del barrio.
Gracias Iván.
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