Las profesionales de la sexología sufrimos ciberacoso sexual demasiado a menudo. ¿Qué medidas se están tomando para que tengamos una protección y podamos hacer nuestro trabajo sin miedo a exponernos?
Me llamo Marta, soy de Madrid y soy psicóloga especialista en terapia sexual y de pareja. Como profesional de la sexología y como mujer, he perdido la cuenta de las veces que he sido acosada por redes sociales o por teléfono.
Me he encontrado con situaciones de todo tipo: he recibido imágenes de penes, mensajes proponiéndome sexo, llamadas en la madrugada, e incluso videollamadas de hombres mostrando sus genitales. Con el tiempo, he ido aprendiendo a prevenir: siempre que me hacen una videollamada no programada o una llamada en horas intempestivas, directamente no lo cojo y bloqueo el número.
Afortunadamente, no he llegado a una situación en que una misma persona me acose, siempre han sido mensajes puntuales. Pero por supuesto me he sentido violentada cada vez que me ha ocurrido, ni yo ni nadie tenemos por qué pasar por esto. Una cosa que preocupa a muchas sexólogas es la posibilidad de que el ciberacoso sexual se convierta en acoso o agresión sexual en la consulta, ya que son espacios accesibles para todos, y muchas trabajamos solas. Quiero pensar que alguien que se dedica a enviar fotos de su pene no será capaz de presentarse en mi consulta, pero ¿y si pasara?
Creo que un motivo por el que las profesionales de la sexología recibimos este ciberacoso es por los prejuicios y el desconocimiento que hay sobre nuestro trabajo: no damos clases prácticas de sexo, no damos consejos para ser mejores en la cama, no tenemos necesariamente una vida sexual activa y, sobre todo, no necesitamos (ni queremos) ver imágenes de los genitales de nadie. Nos dedicamos a tratar problemas sexuales desde la psicología.
Ante esto, quiero pedir que se tomen las medidas necesarias para proteger el colectivo de profesionales de la sexología del acoso sexual que sufrimos a diario. Por un lado, creo que es importante informar más sobre el trabajo que hacemos. Es incongruente que haya tanto tabú para hablar de la sexología, tanto en la calle como en redes, pero luego haya tanta accesibilidad a páginas web pornográficas. Necesitamos que nuestro trabajo sea reconocido y deje de estar tan estigmatizado.
Por otro lado, tengo amigas y compañeras con las que compartimos una “lista negra” de teléfonos de hombres que nos han acosado, para así tenerlo en cuenta y bloquearlos si recibimos alguna llamada. Si el Colegio de Psicólogos de Madrid tuviera una lista de este tipo a nivel interno, a la que pudiéramos acceder, podríamos ayudarnos y protegernos mucho más entre nosotras.