Pregunta para Cortes de Aragón
Los cánones de belleza expuestos en redes sociales fueron un importante potencial para mi TCA, ¿cuándo se iniciarán campañas de sensibilización y prevención?
Mi nombre es Marta, tengo 20 años y llevo arrastrando un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) desde los 15. La obsesión por comparar mi cuerpo con el de modelos, influencers y actrices en redes sociales fue un factor clave que incrementó el problema. Empecé a cambiar mis hábitos de alimentación, a saltarme comidas y mentir en casa hasta alcanzar los 32 kilos. Fue entonces cuando mi familia se asustó realmente y tomó medidas.
Esta enfermedad no es difícil de detectar, pero la sociedad aún no tiene las herramientas necesarias para ello, ¿cuándo se iniciarán campañas de sensibilización y prevención de los TCA para poder pillarlos a tiempo?
Creo que desde los centros educativos se debería de trabajar para ayudar a concienciar sobre la importancia de la autoestima, el amor propio y la emocionalidad interna. Si trabajamos desde pequeños las emociones y la psicología de cada uno será más fácil evitar este tipo de enfermedades, tan condicionadas por la opinión ajena.
Hay que tener en cuenta las señales de alerta tanto desde los centros educativos como de las propias familias. La comunicación en estos casos es fundamental. Que una chica joven empiece a hacer una dieta estricta por su propio pie y estando perfectamente sana es sin duda un indicador de que algo no va bien. Toda esta moda del mundo fitness y el real food se ha convertido en algo muy peligroso. Comer sano está bien, lo que no es bueno es contar las calorías de todos los alimentos que ingieres, medir los gramos de pasta que vas a comer o ver los ingredientes de cada producto que compras por si tiene demasiado azúcar. Al final estos hábitos crean una relación tóxica con la comida que puede llevar a problemas como la anorexia o la bulimia.
No es ninguna tontería, los adolescentes están cada vez más expuestos a la enfermedad a través de las redes sociales. Ya no solo las chicas, sino que cada vez más niños tienden también a obsesionarse con el físico hasta el punto de dejar de comer o empeñarse en quemar calorías.
Lo peor es que muchos y muchas influencers normalizan estos comportamientos. Remarcar que estás comiendo mucho y mostrar una foto de un plato de pasta con verduras no es normal y los niños, niñas y adolescentes que lo ven pueden empezar a sentirse mal por la comida que ellos y ellas ingieren a diario. Al final entras en Instagram, Twitter o TikTok y solo ves fotos retocadas, cuerpos de gimnasio y una relación con la comida que no es sana.
Tenemos que hacer algo frente a todos estos mensajes que fomentan los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Por eso quiero dirigirme a las Cortes de Aragón para que tomen medidas y planteen iniciar campañas de sensibilización y prevención desde los centros educativos para poder identificar las alertas y evitar llegar a enfermar.