Me llamo Máxim, soy ucraniano, y debido a la guerra que asoló mi país, mi familia tuvo que mudarse a España; actualmente, residimos en Valdepeñas, Ciudad Real.

Aguantamos en Kyiv hasta el último momento. La última gota que colmó vaso era cuando dos casas vecinas próximas a la nuestra se incendiaron durante un bombardeo. Era imposible permanecer en aquel barrio peligroso. Y también salvamos a mi madre cuya ciudad en la región de Luhansk se convirtió en una ruina después de la invasión rusa. Así que por el bien de mi familia, decidimos abandonar Ucrania.

Nuestra familia se compone por mi mujer y yo, mi madre, mi hija María de tres añitos y mi hijo Iván de 11 años que tiene autismo. En mi país acudía a una escuela especializada, también realizaba terapia para mejorar el habla, acudía al psicólogo y al fisioterapeuta. Nos sentimos enormemente afortunados de que, en nuestra ciudad actual, haya un magnífico colegio para niños con necesidades especiales.

Siempre he trabajado en temas de carpintería. Mi especialidad es diseñar y fabricar los parques infantiles tanto de interior como de exterior.

Ya he mencionado que mi primogénito tiene necesidades especiales: cuando el niño era muy pequeño, tuve que dejar mi trabajo en hostelería para dedicarme a su cuidado y desarrollo. En el año 2013, se me ocurrió crear un parque infantil para él; por aquel entonces, solo tenía una sierra, un taladro eléctrico y muy poco espacio vital en un piso alquilado. A pesar de la escasez de materiales, experiencia y metros cuadrados, había diseñado y construido mi primer gimnasio infantil en casa. Luego he crecido como profesional de carpintería, he elaborado mi propia metodología de desarrollar los proyectos personalizados de los gimnasios sensoriales adaptados para cualquier tipo de espacio interior o exterior.

En Ucrania nunca me faltaba trabajo: tenía muchos clientes particulares y empresas. Pero aquí, en inmigración forzada, estoy pasando por momentos muy complicados. Necesito que la gente conozca mi trabajo y que me den oportunidades laborales. No podemos vivir de las ayudas. Solo trabajando podré sacar adelante a mi familia y darle a Iván todas esas terapias que necesita.