Pregunta para Parlamento de Andalucía

El cáncer no perdona. Investigación, terapias avanzadas, ejercicio físico y nutrición. ¿Cuándo será esta combinación un asunto resuelto en el ámbito oncológico?

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Hola a todos, 

Soy Miguel, tengo 25 años y en poco tiempo seré antropólogo. Actualmente me encuentro en Chile de intercambio de estudios. Nada me ha parado. Ni un cáncer lo ha hecho. Esa es, quizás, la mayor lección que puedo dar desde mi experiencia, aunque, claramente, cada persona y cada proceso es un mundo. 

Hace apenas un año recibí la noticia. Tenía un linfoma de Hodgkin. Todo comenzó con una intervención por una alteración en los ganglios linfáticos, y al quitar los puntos lo vieron. Algo ocurría. Acudía con mi madre y mi pareja, nuestras caras cambiaron entonces. Paloma, mi hematóloga, me lo comunicó. Tenía un linfoma de Hodgkin, aunque debíamos esperar para saber qué estadio era. Mi cáncer tenía nombre, faltaba entonces ponerle apellidos.

“Casi podemos dar las gracias de que sea un linfoma de Hodgkin”, recuerdo aquellas palabras. Dentro del cuadro oncológico, es quizá el diagnostico más favorable. Debíamos dar las gracias entonces. Sin embargo, lo más complejo es lidiar con la incertidumbre de no saber cómo lo gestionarás. Antes de pautarme el tratamiento, un pet-tac confirmó que se trata de un linfoma en estadio 2. 

Recibí 6 ciclos de quimioterapia y no necesité ninguna intervención. Lo cierto es que he llevado todo el tratamiento bastante bien, pero eso no exime que sea un proceso en el que te sientes un auténtico extraño. A nivel anímico tardé casi dos meses en ser consciente. Acudía “a ponerme la quimio” como parte de mi rutina, sin reparar más allá. Y conforme van pasando los ciclos, lo vas asimilando. 

Respondí muy bien al tratamiento, pues en unos meses la enfermedad casi había remitido. Me permitieron viajar antes de terminar con el tratamiento y en abril, el proceso terminó. Ahora tan solo estoy en revisión y continuando con mi vida. 

Desde aquí, desde mi vivencia, quiero aprovechar la oportunidad de poder reivindicar todo aquello que ha marcado mi proceso y que, de alguna manera, puede ayudar a las personas que, desgraciadamente, tengan que pasar por ello. 

En primer lugar, la necesidad de destinar más recursos a investigación. La investigación es el primer paso para el éxito. Necesitamos más avances, nuevas terapias y terapias complementarias. No todos los pacientes corren la misma “suerte”, no todos los cánceres han sido investigados hasta el punto de que su diagnóstico sea considerado casi positivo. ¿Cuándo será esa mayor inversión en investigación una realidad? 

En segundo lugar, el ámbito nutricional y deportivo que acompaña al cáncer. Los vómitos se vuelven pronto una rutina cuando recibes quimioterapia. Y eso, sumado a la debilidad que acarrea el tratamiento, puede volverse peligroso. Gracias a la Fundación UAPO de mi ciudad, Granada, y a Spiriman –por poner en marcha este proyecto que nos brinda apoyo físico— he podido acompañar la enfermedad con una pauta de entrenamiento y nutritiva que me han mantenido en forma. Ellos me han ofrecido todo ese acompañamiento y tratamiento complementario que requiere la enfermedad. Acompañamiento nutricional, físico y la presencia de un entrenador de forma continuada.

Este servicio pretende cumplir la labor de la que carece la Sanidad Pública, tan necesaria para pacientes como yo. Desde aquí hacen todo lo posible para que sus medios les permitan implantar este servicio en todas las provincias de España y, sin embargo, por el momento resulta imposible. ¿Cuándo se contará con el apoyo institucional para ello? ¿Cuándo será posible que todas las provincias de España brinden este servicio?

En definitiva, el cáncer no perdona. Investigación, terapias avanzadas, ejercicio físico y nutrición. ¿Cuándo será esta combinación un asunto resuelto en el ámbito oncológico? 

Políticos del Parlamento andaluz, mi región natal, 

Espero su respuesta. 

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