Pregunta para Congreso de los diputados
Tuve una depresión desde los 10 hasta los 22 años debido al acoso escolar que recibí. ¿Cuándo se van a tomar medidas para que esto no vuelva a suceder?
Mi nombre es Mimi y soy de Villena (Alicante). Sufrí acoso desde que iba a preescolar en diferentes centros educativos de esta ciudad, algo que, sin duda, acabó por provocarme graves problemas de salud mental. ¿Cuándo se van a tomar medidas para que ningún otro niño o niña tenga que pasar por lo mismo?
Con tan solo dos años mis compañeros empezaron a tratarme diferente al resto. Me empujaban, me pegaban y me estiraban del pelo. Un día incluso me arrancaron las uñas, pero la profesora encargada de vigilarnos nunca hizo nada. Siempre le restaron importancia, justificaban el acoso diciendo que era “una cosa de niños”.
Cuando comencé el colegio, la violencia era tal que llegué a temer por mi vida. Recuerdo un momento en el que entré al cuarto de baño y dos niñas intentaron ahogarme con las manos. Por suerte lograron pararlo a tiempo y pude volver a respirar. Antes de la agresión llegaron a amenazarme seriamente: “vamos a matarte”, dijeron.
A los 8 años sufrí una lesión grave en la cadera porque unos niños empezaron a tirarme piedras a la hora del recreo. Le dijeron a mis padres que probablemente no podría volver a caminar. Todavía tengo secuelas de aquello.
Mi madre denunció la situación miles de veces, pero desde el centro nunca hicieron nada por arreglarlo, así que acabó cambiándome de colegio. Sin embargo, la cosa no fue a mejor. En este centro tuve un altercado con una profesora que banalizó las agresiones de uno de mis compañeros y me tachó de “exagerada” cuando la situación me superó y estallé con un ataque de ansiedad.
A raíz de todo aquello empecé a meterme en el mundo ‘Emo’ y a autolesionarme. Fue entonces cuando mi familia se dio cuenta de la magnitud del problema y decidieron llevarme al psicólogo. Mi terapeuta me dijo que probablemente arrastraba una depresión desde los 10 años y que el gran motivante había sido el acoso escolar. Hasta los 22 no logré superarla.
Ningún niño o niña debería de tener ansiedad o depresión. Nadie debería de soportar la presión del acoso diario, las amenazas de muerte y la pasividad de los adultos responsables del alumnado. No es la primera vez que estos centros educativos tienen problemas similares.
El acoso es uno de los principales motivos de la depresión, ansiedad o ideas suicidas de los niños, niñas y adolescentes. Todo lo que sufrimos en la infancia nos deja graves secuelas. A mí esta situación me ha provocado una ansiedad crónica de por vida.
Ahora solo pido que nadie más tenga que pasar por lo mismo. Por eso quiero lanzar esta petición al Congreso de los Diputados para que se introduzca un protocolo obligatorio y más amplio contra el acoso escolar dentro de todos los colegios e institutos. No podemos seguir mirando hacia otro lado.