Hola, somos Mimi y Vannia, facilitadoras de procesos de sanación en mujeres que han sufrido abuso sexual o violencia en la infancia. Conocer el antes y el después nos ha llevado a dedicarnos a esto a nivel mundial. 

Los que hemos sufrido abusos durante la infancia somos supervivientes que podemos dar visibilidad a este tema para que todos los niños y niñas que siguen sufriendo cualquier tipo de abuso vean que no están solos y que pueden pedir ayuda. 

No podemos cambiar las cosas si seguimos pensando que esto no sucede. Las estadísticas dicen que una de cada cinco mujeres sufrirá abusos sexuales antes de los dieciocho años, un porcentaje muy elevado. Hay que ser consciente de que, si estas cifras son reales, los niños y niñas de hoy tienen muchas posibilidades de sufrir abuso. Además, es interesante apuntar que el 80 – 85 % son abusos intrafamiliares, alguien muy cercano a la víctima. Esto lo complica más. 

La única manera de prevenir el abuso es aceptando que existe. Tenemos que dar voz a las víctimas. Por ello, resulta imprescindible que los centros escolares fomenten los recursos destinados a informar sobre este tema. 

Hasta el momento, sigue siendo muy complicado que los centros escolares abran sus puertas a este tipo de talleres o medidas informativas. Nos hemos encontrados con frases como “son muy pequeños para que les hables de esto” o “las familias no van a estar de acuerdo”. Ahí es donde está el concepto erróneo. Claro que la familia no va a estar de acuerdo … es ahí donde están los abusadores. Por eso, el colegio debe ser la institución que proteja a los menores. Debería informarse de estos temas por normativa.

Además de la prevención, en este tema es imprescindible la sanación. Nos gustaría incidir en la necesidad de que la víctima tenga recursos, facilidades, para llevar a cabo ese proceso. Se le da mucha importancia a que el agresor pague la pena, algo muy necesario, pero no se le da importancia al proceso que debe realizar la víctima para sanar. Que el culpable pague por lo que ha hecho te ayuda, pero no cura las heridas emocionales que ha generado interiormente.

Las secuelas de los abusos sexuales van más allá de la víctima. La persona que ha sido víctima y no ha podido sanar tiene altos índices de repetir patrones de violencia contra las personas que la rodean (pareja, hijos, empleados…).

Hasta que no haces tu propio proceso de sanación, vives condicionada por los abusos que has sufrido, sientes que la vida es hostil y cuando sanas esas heridas que tanto daño te hacen puedes ver que la vida es maravillosa. Démosle importancia al proceso de sanación, a como la victima tiene que dejar de ser víctima y puede convertirse en una persona nueva, en la persona que había venido a ser si no hubiese sufrido abusos en su infancia. 

Por todo lo anteriormente expuesto nos dirigimos al Parlamento de Catalunya para que sean conocedores de estas necesidades y tomen medidas al respecto.