Hola. Me llamo Mireia Fernández, tengo 43 años y convivo con Covid persistente y asma grave. 

A raíz de haber pasado el Covid en Diciembre del 2021 y estar más de 60 días aislada, perdí el gusto y el olfato -a día de hoy aún perduran-. Además, tengo también como secuela asma grave. Esta me la diagnosticaron en junio de 2021, después de haber insistido en reiteradas ocasiones de la disnea que tenía, junto a falta de aire. Fue necesario que en el mes de junio me diera un broncoespasmo grave donde fui llevada en ambulancia en valencia. 

Los profesionales sanitarios de allí me preguntaron que cómo no me estaba tratando y les dije que no me atendían. A consecuencia de esto, en urgencias me hicieron un volante para que me atendiera urgentemente un neumólogo. Gracias a esto, en junio me hicieron pruebas y me diagnosticaron asma grave. 

En mi día a día influyen mucho mis patologías, sobre todo la disnea es lo que más influye en mis actividades diarias. Me veo muy limitada porque me agoto mucho antes. Además, la falta de gusto y olfato puede ser un peligro para mí, puesto que puedo ingerir alimentos en mal estado y no percibirlo. Por ejemplo, si hubiese algún incendio en el edificio yo no podría percibir el olor a quemado. 

Actualmente sigo con falta de olfato y gusto, y con asma grave no controlada. Llevo en la actualidad 5 inhaladores y pastillas de cortisona para cuando me dan las crisis. 

Tengo seguimiento por parte de los sanitarios, pero el otorrino -quien me lleva el tema de la falta de gusto y olfato- me ha dicho que paralizaba el estudio de mi caso porque, de momento, no hay solución. Por otra parte, el neumólogo me tiene que volver a revisar ahora en diciembre y creo que comenzaré un tratamiento biológico porque me propusieron para ello. 

Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad e investigación para el Covid persistente, el asma grave y el resto de enfermedades raras. 

De igual forma, necesitamos que haya más concienciación sobre la gravedad del Covid persistente. Sobre todo, respetar a los pacientes inmunodeprimidos, como yo, que casi nunca nos quitamos la mascarilla. Muchas personas nos critican con ideas conspiracionistas, pero nos merecemos un respeto. 

En definitiva, queremos y exigimos que los políticos consideren el Covid persistente como una enfermedad profesional y grave, y que, por supuesto, necesitamos que nos den la medicación gratuita a todos los enfermos crónicos.