Hola. Me llamo Mónica Ruera y padezco dolor neuropático crónico, debido al síndrome de la espalda fallida. Estoy a favor del consumo de cannabis medicinal. 

Todo empezó hace 15 años durante mi embarazo de mis hijas mellizas. Tenía unos dolores tan fuertes de espalda que, de casualidad en una revisión, se dieron cuenta que estaba de parto, pero yo lo único que podía sentir era ese dolor tan intenso en la espalda. 

Ahí empezó mi periplo en la búsqueda de una solución a este dolor que me obligaba a estar encamada. Me diagnosticaron una enfermedad degenerativa de los discos de la columna. En palabras del médico, tenía la columna de una persona de 90 años. 

Finalmente decidí operarme, primero con una artroplastia y, cuatro años después, una artrodesis, pero no consiguió calmar el dolor tan intenso que me causó el daño del nervio tras la primera operación, de ahí, el dolor neuropático. No podía creer que tuviera tanto dolor y nada consiguiera calmarlo. 

Fui sometida a más de 20 intervenciones menores en las unidades de dolor, me inyectaban dos veces en semana morfina por vía intravenosa. En aquel momento tomaba diariamente un cocktail de más de 14 pastillas, entre derivados mórficos, anticonvulsionantes, relajantes musculares, antiinflamatorios, pero seguía encamada. 

Abría los ojos todas las mañanas y no sabía cómo podría afrontar otro día más sufriendo cada minuto. Fue horrible el desgaste emocional, me tenía sumida en una depresión ya que no veía solución posible.

Viéndome tan joven y con tanto sufrimiento, mi querido doctor de la unidad del hospital Ruber Internacional me derivó a una asociación para pacientes de uso medicinal ‘Dos Emociones’, donde un doctor me asesoró sobre el uso terapéutico del cannabis. Gracias al cannabis medicinal volví a VIVIR.

El cannabis medicinal cambió mi vida radicalmente. Me ha permitido, a pesar de mis dolencias, disfrutar de mis hijas, tener vida social, e incluso retomar alguna actividad deportiva. Yo era una mujer muy deportista, además de economista y empresaria. Recuerdo antes de utilizar el cannabis, que le decía a mi marido que estaba tirando muchos años de mi vida. El dolor cambió mi vida, pero el cannabis me ha permitido VIVIRLA.

Viendo mi mejoría en la calidad de vida, he conseguido desintoxicarme de todo lo demás, ya que debido a tantos años de medicación química me ha provocado una alteración en la microbiota intestinal, lo que me prohíbe tomar mas química.

Llevo tomando cannabis medicinal desde el 2017, y me gustaría destacar que soy uno de los muchos casos de éxito con el cannabis medicinal. Yo no digo que el cannabis me haya curado la espalda, solamente que el dolor cambió mi vida por completo y el cannabis me ha permitido disfrutar de la vida de nuevo. 

Como consumidora de cannabis medicinal debido a diferentes dolencias, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilización y aceptación del cannabis medicinal.

Quiero desmitificar el uso del cannabis. Yo soy una madre de familia y lo consumo para mis dolencias. Nunca antes había fumado un “porro” y sigo sin hacerlo, ya que mi tratamiento con cannabis medicinal nada tiene que ver con eso. Tomo aceites de tetrahidrocannabinol y, para las flores, utilizo un vaporizador medicinal.

Hoy soy yo, pero mañana puedes ser tú. Desgraciadamente para los dolores crónicos hay muy pocos tratamientos y yo he decidido vivir. 

De igual forma, necesitamos que el consumo del cannabis medicinal esté regularizado y controlado por el propio Estado, que haya un asesoramiento médico y no tengamos que acudir al mercado negro para conseguir las dosis. Quiero ir a la farmacia y que me dispensen lo necesario allí. 

Actualmente hay más de 30 países que han aprobado esta regularización. Vuelvo a repetir que yo, en mi vida, nunca he fumado un ‘porro’, nunca me ha llamado la atención, pero gracias al cannabis he vuelto a vivir. Igual que yo me he beneficiado, me encantaría que el resto de la sociedad que pueda estar pasando por una situación similar a la mía, también se beneficie.